OPINIóN
Actualizado 19/09/2017
Luis Gutiérrez Barrio

Desde hace un tiempo, no sabría decir cuánto, pero no mucho, están surgiendo en nuestra sociedad una serie de temas ante los cuales no cabe más opinión que la políticamente correcta. Esto, que en su día se consideraba algo avanzado, progre, signo de buena ciudadanía y comprensión ante ciertos problemas que verdaderamente estaban hiriendo a nuestra sociedad, se ha instalado de tal manera, que ahora no hay cabida, no para negarlos, sino para opinar sobre ellos de forma distinta a la "oficial". Con lo que hemos conseguido instalar, al menos para estos temas, el pensamiento único.

Estos temas, como ya el lector habrá adivinado, son los relacionados con el machismo, la mujer en general, la inmigración, la memoria histórica? y otros muchos que sería demasiado prolijo tratar de relacionarlos. Confieso que este último, el de la memoria histórica, por más que intento leer y escuchar a los que saben de ello, mi caletre no acaba de entenderlo. Seguro que me faltan neuronas, lo que me impide entender todo lo demás.

Hay infinidad de temas, afortunadamente, de los que aún se puede opinar, diferir, mostrarse en contra o a favor, matizar? y aunque al final, en muchos casos, solamente conseguimos salir con la cabeza caliente y los pies fríos, al menos hemos podido decir lo que pensamos y escuchar lo que piensan otros del mismo asunto, lo que en no pocas ocasiones nos sirve, al menos, de desahogo. Sobre todo a los más simples de entendederas, a los que nos hacen felices cosas tan triviales como intercambiar ideas, manifestar libremente lo que pensamos, decir lo que nos parece, aunque sepamos que a lo peor no tenemos razón, manifestarnos como somos sin tener que esforzarnos por decir sólo aquello que le gusta al otro, ocultando nuestra propia opinión... Vamos, lo que viene siendo hablar con libertad, liberado de prejuicios y sin medio a desagradables reacciones. Los sobrados de neuronas, tengo entendido, que no necesitan de este tipo de ejercicios, porque ya saben las respuestas, las soluciones y el verdadero camino de las cosas, por lo que no discuten, ¿para qué? No les interesa las equivocadas opiniones de los demás. Se esfuerzan cuanto pueden por imponer sus pensamientos en beneficio de la Humanidad, inculcarnos sus ideas verdaderas, aunque los escasos de entendederas nos resistamos a ello. Con no pequeño esfuerzo, cierran toda posibilidad a falsas interpretaciones. Si alguien se atreve a cultivar ideas contrarias a las por ellos establecidas, que se cuide muy mucho de manifestarlas, puede ser considerado un hereje social (¿de qué me suena a mí esto?) Nunca les reconoceremos, lo suficiente, el trabajo y el esfuerzo que están haciendo por el bien del conocimiento y la defensa de la verdad.

Conozco personas de cerebro muy nutrido de neuronas, con amplios conocimientos, de mente clara y opinión fundamentada, que precisamente por eso, y por miedo a perder su reputación, no se atreven a manifestar lo que realmente piensan sobre esos asuntos de los que ya se ha dictado cómo debemos pensar los ciudadanos. Lo hacen en círculos muy reducidos y cuando saben, que las personas que les escuchamos, nunca les traicionaremos.

Otra curiosidad que he podido constatar, es que, alguno de los que animan y participan en el linchamiento del que opina distinto, tiene la misma opinión que el linchado, pero ha adquirido la habilidad de no manifestarse y se camufla de tal manera, que pasa por uno más de los ungidos por la verdad.

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