OPINIóN
Actualizado 17/09/2017
Carlos Javier Salgado Fuentes

La semana pasada, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, nos deleitó con una nueva ocurrencia: Dentro de España hay tres naciones, que son Cataluña, Galicia y País Vasco. Ante lo que surgen varias preguntas como ¿El resto de España qué es? o ¿En base a qué criterio?

Y es que los criterios para ello no acaban de parecer claros. Si se trata de reinos históricos, quizá no deba evitarse mirar el escudo de España y ver que en él aparecen los blasones de varios reinos: el de Castilla, el de León, el de Aragón, el de Navarra y el de Granada. Pero esos territorios deben ser, al parecer, menos que Galicia, País Vasco y Cataluña.

Algo así debió pensar la famosa periodista Victoria Prego, quien, ante la posibilidad de que se diese a Cataluña, País Vasco y Galicia el trato de nación en una reforma constitucional, en un artículo en El Independiente se preguntaba esta semana: "¿Y por qué no iba a reclamar a continuación ese título constitucional el Reino de Aragón, o el de Navarra, el Reino de Valencia, el Principado de Asturias, el Reino de León, o el propio Reino de Castilla?".

Sin embargo, la historia a día de hoy solo parece servir a nuestros políticos para manipularla, y de este modo, si la UNESCO tiene reconocido al Reino de León como Cuna del Parlamentarismo mundial, los políticos españoles deciden que seamos un pobre sufijo del nombre de una autonomía dual, y que ni tan siquiera las Cortes de la autonomía estén en la parte leonesa de la misma, por muy cuna del parlamentarismo que sea el viejo reino.

Por otro lado, volviendo sobre la propuesta del PSOE, si el criterio seguido para clasificar naciones es el de las cuestiones lingüísticas, no parecen del todo claras las decisiones a tomar. Para empezar porque en España, aparte del castellano, no solo existen el gallego, el catalán y el euskera (sino que también hay otras lenguas reconocidas en diversos estatutos como el leonés, el aragonés, o el aranés), y para seguir porque la mayoría de las lenguas españolas no se circunscriben en exclusiva a la región que les da nombre, sino que traspasan sus fronteras.

Así, el gallego no solo se habla en Galicia, sino que se adentra en el tercio occidental de las comarcas de El Bierzo y Sanabria, en las provincias de León y Zamora, habiendo asimismo sendas zonas de transición entre el gallego y el leonés en la comarca asturiana del Navia-Eo, en la leonesa de Los Ancares, y en la cacereña del Valle del Jálama.

En cuanto al euskera, llamada en algunos documentos medievales "lingua navarrorum", es una lengua reconocida tanto en el País Vasco como en la Comunidad Foral de Navarra, extendiéndose su uso al conocido como "País Vasco francés" (que viene prácticamente a coincidir con la parte norte del Reino de Navarra medieval, quedando separada del resto de Navarra en el siglo XVI e integrada posteriormente en Francia). En este caso, al haber sido la lengua empleada en documentos oficiales del reino navarro en la Edad Media ¿Debemos hablar en todo caso de nación vasca, de nación navarra, o de una conjunta que las aglutine?

Y otro tanto podría decirse del catalán, reconocido en la legislación de Cataluña, Aragón e Islas Baleares, así como en el País Valenciano (donde toma el nombre de "valenciano"). En este caso la cuestión es ¿La nación sería Cataluña, los denominados 'Países Catalanes', o los reinos históricos en los que se habla dicha lengua compartida?

Personalmente, como tengo en bastante estima a la historia, creo que, en todo caso, lo que tendría que resultar decisivo en este aspecto debería ser el mapa de las regiones históricas de España. Y es que en varios casos resultaría absurdo que las comunidades autónomas se conviertan por obra y gracia divina en naciones. ¿Acaso se pueden considerar naciones a La Rioja o Madrid, con tres décadas y media de vida? ¿Se puede considerar nación a la autonomía de Castilla y León, que existe desde hace apenas 34 años?

Quizá uno de los problemas de este país (más allá de que parte de la población de algunos territorios quiera separarse porque no se sienten españoles) es que el mapa autonómico no está tan bien diseñado como debería en lo que a territorios históricos de España se refiere, llámense estos "regiones", "nacionalidades" o "naciones".

Claro que en la propuesta lanzada por el PSOE parece que hay mucho de interés electoral y poco de querer hacer algo realmente. Y para intentar contentar a unos, pretenden cometer un agravio con otros, aunque de agravios territoriales en el histórico Reino de León sabemos un rato, si bien ¿A quién le importan Salamanca, Zamora y León? Desde luego, parece que ni a PSOE, ni a PP, ni a C's, ni a Podemos. Y así nos va, 120.000 habitantes menos desde que estamos en esta autonomía. Sigan centrando su atención en otros territorios que no sufren la despoblación o la falta de industria mientras las provincias leonesas nos desangramos.

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