El salmantino abre hoy la 'Corrida Charra' en La Glorieta, tarde que comparte cartel con los hermanos Adame y Alejandro Marcos
Ha lidiado las corridas más duras en la arena y en la vida. Javier Castaño (León, 1980, aunque salmantino de corazón) superó en 2016 un cáncer de testículos con el mismo coraje, valor y temple que atesora su toreo. Hoy, sábado, 16 de septiembre, se reencuentra con Salamanca con la ilusión y la responsabilidad de quien se sabe en casa.
Llega septiembre y se vislumbra un año más La Glorieta?
Un año más, sí. Para mí es todo un orgullo estar anunciado hoy en Salamanca, una feria tan importante, que es un referente y en la que siempre deposito muchísimas ilusiones.
Desgráneme ese desafío charro entre salmantinos y mexicanos.
Joselito Adame es una figura en México y aquí demuestra muchas cosas y Luis David Adame atraviesa un gran momento, se le ve muy despejado de mente, es un torero que dará que hablar; Alejandro Marcos es un torero joven que ilusiona, la gente tiene ganas de verlo, lo tiene todo por delante. Y para mí Salamanca es siempre una motivación muy fuerte. Es un cartel bueno y bonito.
Ocho toros, ocho, del Puerto de San Lorenzo.
¡Qué te voy a decir del Puerto! Es una ganadería con mucho fondo y el ganadero querrá traer toros que embistan, lo mejor. Conozco muy bien esta ganadería y al ganadero; lo vive de una forma especial, conoce al dedillo su ganadería. Lidiar en Salamanca para ellos es muy importante, uno siempre quiere triunfar en su tierra.
Septiembre abre el tramo final de la temporada. ¿Qué balance hace de este 2017?
Pues está habiendo de todo. Llevo ocho corridas hasta ahora y a Salamanca llegaré con once o doce. Me estoy encontrando muy bien, fuerte y concienciado en la cara del toro.
?Y el estoconazo de Pamplona, la mejor espada de la feria.
Pamplona me dejó unas sensaciones muy buenas. Curiosamente, después he pinchado toros de triunfo, llevo una racha en la que no me entra la espada. Pero todavía espero cosas buenas de la temporada.
Una temporada en la que la muerte se hizo presente de nuevo. Tiene que ser muy duro ponerse frente al traje de luces.
La muerte de Iván Fandiño ha dejado una marca muy profunda. No teníamos superado aún lo de Víctor Barrio y que otro torero caiga en la arena es un palo que te hace ver la realidad, la dureza y la grandeza del toreo. No es un tópico decir que nos jugamos la vida; ahí están nuestros compañeros.
Javier Castaño ha demostrado ser torero en la arena y plantándole cara al cáncer.
Quizá la peor cornada de mi vida fue la del cáncer. Sabes que en la vida te van a venir momentos complicados y tiene que ser así. Es otro toro que también tienes que mirar de frente. La enfermedad me ha enseñado muchas cosas; gracias a Dios he podido superarlas, pero el cáncer te hace ver la vida de otra manera.
Es uno de los dos salmantinos que conforman el cartel de un desafío que completan dos mexicanos. ¿No tiene Salamanca toreros para completar un desafío charro, charro lígrimo?
Salamanca tiene toreros extraordinarios. No voy a discutir el puesto de dos toreros mexicanos a quienes admiro muchísimo y que tienen méritos más que suficientes para verse anunciados en la feria. Pero si la pregunta es que si Salamanca tiene toreros, los tiene. Toreros que deberían tener cabida, que se merecen y tienen que estar. Pero yo no soy el empresario ni hago los carteles ni decido quién sí o quién no.
¿Para cuándo un cartel con Damián Castaño?
-No lo sé, pero sé que llegará. Damián lleva cinco años como matador; aún no ha tenido la fortuna de confirmar en Madrid o de presentarse en Salamanca. Es duro para él porque le está costando mucho abrirse camino. Pero yo le digo que es la dureza de la profesión. El triunfo cuando llega es tan bonito como efímero.
Conoce bien esa dureza. Javier Castaño ha pasado por el triunfo, el silencio y después la resurrección.
Sí; mi trayectoria ha tenido subidas y bajadas y al final, aunque los momentos bajos te hacen mella, hay que disfrutar del camino.
Si algo hay que agradecerle es que luzca al toro como lo hace. Eso a veces se vuelve en contra del matador.
Es cierto pero mira, hay aficionados que agradecen ese gesto de lucir al toro y hay aficionados buenos que saben apreciarlo en los tres tercios, ver cómo llega a la muleta. Eso es lo que me gustaría aunque no siempre ocurre.
Habla de gestos. Usted es torero de gestos y gestas. ¿Qué le queda por ver cumplido?
Hombre? al final te quedan muchas cosas siempre y eso es bueno. Si pensaras que ya has conseguido todo en la profesión te quedas vacío. Y eso, sentir que me quedan muchas cosas por decir y por cumplir, es lo que me mueve y me motiva en el toreo.