Hizo calor, la plaza se llenó de aficionados y el colorido era fantástico. Pero los toros, ¡ay? los toros!
Llegaron las figuras más rutilantes del escalafón, Juli, junto al torero de moda, el peruano Roca Rey, y dentro de ese cartel el salmantino Juan del Álamo, que es el torero ahora mejor posicionado entre los de Salamanca y se va encontrando en los carteles de lo más cualificados del escalafón. La corrida, pues no podía ser otra que la que impone el que manda en el cartel, que no es otro que Julián López -Gracigrande- Domingo Hernández o sea, más Domeq.
Hizo calor, luego nublado y finalmente fresquito a la sombra, que nos anuncia que el tiempo está cambiando a otoño, la plaza se llenó y el colorido era fantástico. Pero los toros ay? los toros. Juli, toreo con temple de capote a su primero, el animal muy en el límite, el toreo poderoso de Julián se mostró en algunos pasajes, pero no terminó de entonarse, toreando por la variante, faltaron ingredientes en la faena de escaso relieve ante la aguada casta del animal, y lo mató de entera tendida. Se llevó la primera ovación de la tarde. En su segundo fue más Juli, ante un nefasto tercio de su cuadrilla, Juli nos sacó de ese jaleo aplicando tauromaquia de su cosecha a un toro que no estaba sobrado de fuerza, pero su poderío, su sitio, su dominio y su raza hacen posible que estos toros se entonen con sus formas de torear, mano baja, gusto y valor, le sacó muletazos con empeño por ambos lados y rematar las suertes con confianza y autoridad, y el final fue de lio. Mató de entera trasera y cortó dos orejas.
En el medio de la terna está el local Juan del Álamo, que ante un toro protestado, que luego se vino arriba, incluso fue pegajoso, Álamo, sorteo una faena con muchos altibajos, con cierta descolocación y falto de dominio; cierto que hubo pinceladas y remates de calidad, pero todo era despegado, y con poca ligazón. Mató de entera tendida y cobró una oreja, que buena parte pidió, otros mostraron algunas protestas. Su segundo fue el toro de la corrida y de lo que va de Feria, y eso que atendía por 'Ingrato', que debía haber tomado una vara más, si se hubiera toreado como mandan los cánones. A ese toro lo toreo Álamo; es un suponer. Depende de a qué se llame torear. Si torear consiste en embarcar al toro, por la punta (para algunos autores pico), presentándola tan lejos como haga posible el brazo tendido, y un compás excesivamente abierto, Juan efectivamente toreo. Si torear, en cambio, es cruzarse con el toro, traérselo embebido en la pañosa, cargarle la suerte generando el ajuste y el dominio que demanda el arte, lamento decirlo, pero Álamo destoreó a su bravo oponente, y es más, se vio desbordado en algunas fases de la faena- y lo sabe-. Después de todo, logró una estocada entera tendida y un descabello, que le valió dos orejas, también con protestas.
Se espera mucho de Roca Rey que por unas y otras causas no había llegado a esta Feria, y ya con el capote donde estuvo muy variado con quites y afarolados llenos de virtuosismo, cosechó una faena ante un toro rajadito, pero que siempre acudía al cite, muy aferrado a su confianza, ligó una faena con excelentes remates, con más contundencia sobre la mano derecha, pues el pitón izquierdo del animal no era propicio, mano baja, mucha entrega, largo metraje en la faena, pinchazo y entera. Frío estuvo el público en esta fase y fue ovacionado. Su segundo, un anovillado, lavado de cara y sin hechuras, que claudicó pronto, tan solo Roca cosechó algunos esbozos de faena, puso esfuerzo y tesón pero el animal no tenía resuello. Palmas de despedida, y una tarde; lo dicho volvió la plaza a tener el aspecto de salud, que nunca debió perder. Ay? los toros.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Gacigrande y Domingo Hernández desiguales de presentación y juego, con más cuajo 4º y bravo y encastado el 5º, el resto flojos y descastados.
El Juli: ovación y dos orejas, salida o hombros
Juan del Álamo: oreja y dos orejas, salida a hombros
Roca Rey: ovación y palmas de despedida