OPINIóN
Actualizado 05/09/2017
Marcelino García

No son tiempos para lírica y quizás nunca lo han sido. En lo referente a los derechos humanos, Amnistía Internacional, en su último informe, relativo al año 2016, destacaba su preocupación por una evidente regresión, a nivel mundial, en la protección de e

Autor: Jesús Martín Piñuela, activista por los derechos humanos

Quienes primero sufren las consecuencias de dicha situación son aquellos ciudadanos que tienen la valentía de exigir y reclamar el cumplimiento de los derechos humanos en sus países. Son los defensores de los derechos humanos; se trata de personas de todo tipo, profesión y condición social; estudiantes, líderes comunitarios, periodistas, profesionales de la abogacía, víctimas de ab usos y sus familias, profesionales de la salud, docentes, sindicalistas, denunciantes de irregularidades, campesinos, activistas ambientales y más.

En 2016, perdieron la vida 281 personas por defender los derechos humanos, frente a las 156 que murieron en 2015. Los defensores y defensoras de derechos humanos se enfrentan a una agresión sin precedentes a escala global en medio de una retórica de demonización, restricciones a la sociedad civil y un uso generalizado de la vigilancia.

En la última Revista de Amnistía Internacional (nº 134), se destaca que, en 2016, en al menos 22 países hubo personas a las que mataron por defender pacíficamente los derechos humanos. En 63 países, otras fueron objeto de campañas de desprestigio. En 68 fueron arrestadas o detenidas. En 94 recibieron amenazas o sufrieron ataques.

Salil Shetty, Secretario General de Amnistía Internacional, considera que: "Lo que presenciamos hoy es una agresión desmedida por parte de gobiernos, grupos armados, empresas y otros actores con poder contra el derecho mismo a defender los derechos humanos. Las personas que los defienden son quienes llevan la peor parte de esta agresión de dimensiones globales.

Desde el presidente Putin a los presidente Xi Jinpingy Al Sisi, gobernantes de todos los continentes están desmantelando progresivamente las bases necesarias para una sociedad libre, justa e igualitaria. Los gobiernos están cortando el suministro de oxígeno a las personas que defienden nuestros derechos, al despojarlas de su derecho a protestar, colocarlas bajo vigilancia y convertirlas, junto a sus comunidades, en blanco de acoso, amenazas y agresiones físicas"

Entre las nuevas tendencias está el uso generalizado de las nuevas tecnologías y la vigilancia selectiva, incluso a través de internet, para amenazar y silenciar. En Reino Unido, por ejemplo, la policía ha puesto a periodistas bajo vigilancia con el fin de identificar sus fuentes.

Estas tendencias se suman al ya peligroso arsenal de herramientas de supresión, entre ellas los homicidios y las desapariciones forzadas, la represión del derecho a protestar de forma pacífica y el uso indebido de leyes penales, civiles y administrativas para perseguir a los defensores de los derechos humanos.

Ante esta situación, Amnistía Internacional, a través de la Campaña Valientes, pide a los Estados que reconozcan el trabajo legítimo de quienes trabajan para defender los derechos de todas las personas, y que garanticen su libertad y su seguridad.

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