Tras la tragedia de Catalunya, la vida debe continuar, pero hemos de reconocer que nuestro intelecto sufrió tal bloqueo en esos días, que cualquier tema de interés quedaba subordinado al sangriento atentado. Y como terapia de reacción, emborronando una ho
SOLIPSISTO
(Sólo ellos existen)
¿Cómo explicar a los niños,
si a los mayores se nos escapa,
esta muerte incomprensible,
absolutamente absurda y tan temprana?
gritos, llantos, sirenas?
¿Cómo contarles en la era tecnológica
como abstracción de un cuento
que el furgón fue un paradójico toro blanco
desbocado del encierro del Guernica?
Nunca olvidarán,
aunque el odio sea confinado,
que el 17 de agosto del 17
la tarde se hizo noche en Barcelona
y la noche se hizo tarde en Cambrils,
que importaba más salir de la calle
que salir a la calle;
que las palomas son humanas
y no avisaron de que existen personas
que no quieren vivir nuestra vida,
pues ni siquiera existimos.
Sí, amigo Alberti, volvieron a equivocarse.
¿Qué nos queda?
Contamos con las armas de la solidaridad
(gente anónima, taxistas, tenderos, hoteleros?),
la entrega de quienes custodian el orden,
la fuerza de la unidad, aunque frágil, y
NO TENIM POR!
¿Pero debemos decir a quienes nos visitan
(tarde para quienes hallaron la muerte)
que permanezcan recluidos en los hoteles?
(Inédito)
Fernando Robustillo Rodela