OPINIóN
Actualizado 22/08/2017
Francisco Delgado

¡Los malditos coches?!

Por si hasta ahora tuvieran poco poder destructivo, siendo los primeros responsables en el envenenamiento del aire de las ciudades, de nuestros pulmones, uno de los importantes factores en el calentamiento global, grandes responsables en la contaminación acústica de nuestro hábitat, causantes de miles de pérdidas de vidas humanas por accidentes de carretera?ahora se añade un macabro aspecto más a la aciaga lista de males que nos procuran: ahora los asesinos, cobardes, locos, que matan inocentes en atentados por las capitales europeas los han elegido como instrumentos de muerte indiscriminada. ¡El último, el atentado de Barcelona el jueves pasado!

Por supuesto que los ejecutores de estas masacres son los repulsivos conductores que llevan el volante del camión o furgoneta mortal contra inocente población civil, en un alarde de cobardía similar a los que bombardean ciudades contra población civil. Pero es significativo que las ciudades de occidente no sean capaces de defenderse con eficacia de unos cuantos sangrientos conductores en pleno delirio religioso o vengativo. ¿Es tan difícil, es imposible BLOQUEAR las zonas donde la población compra, pasea, se divierte o descansa? ¿Por qué aún unas medidas de tráfico dudosas sobre lo permitido y lo no permitido para los vehículos? ¡Al dios coche no se le pueden poner límites! "Zona peatonal, sí, pero con excepciones, a determinadas horas, en determinadas condiciones?", ese camión puede penetrar en zona peatonal, como lo más normal del mundo?Los occidentales tienen, tenemos un miedo paradójico a privarnos del omnipresente vehículo, como si fuera a pasar algo gordísimo por el hecho de que en La Promenade des anglais, Les Champs Elisées, Las Ramblas, o la Plaza Mayor de Salamanca los vehículos desaparecieran exceptuando un horario para carga y descarga.

Ya sé que este es un factor menor en la lucha contra el terrorismo, pero aunque menor es digno de tenerse en cuenta con todas sus consecuencias. Como es "menor" la falta de salud mental de muchos de estos terroristas, que si hubiera unos dispositivos psiquiátricos asistenciales más eficaces, estarían recibiendo tratamiento médico-psicológico, en lugar de pertenecer a células radicales.

No se puede tener todo, sin renunciar a nada: no se puede tener paz con tanta injusticia social, salud ambiental sin límites a los que contaminan, lucha eficaz contra el terrorismo sin educación en la tolerancia y en la diferencia, libertad sin respeto a las poblaciones desprotegidas.

¡Ojalá Barcelona siga siendo la ciudad ejemplo de apertura, solidaridad y buena organización cívica que ha sido hasta ahora!

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