En lecho o nido, ubicado en la ladera del monte frondoso, junto al cauce del río, el pueblo es una melodía de tiempo y de rumores de gentes que lo habitan y que le dan la identidad que tiene. Sí. Todo lugar es centro del mundo. Y, en ese centro, existim
En lecho o nido, ubicado en la ladera del monte frondoso, junto al cauce del río, el pueblo es una melodía de tiempo y de rumores de gentes que lo habitan y que le dan la identidad que tiene. Sí. Todo lugar es centro del mundo. Y, en ese centro, existimos, formamos parte del rumor de lo que existe, en una suerte de núcleo vital que nos potencia. En lecho o nido, a la orilla rumorosa de las aguas, el pueblo sueña su existir y su aventura.
José Luis Puerto (Texto) / Rosa Gómez (Fotografía)
(La mirada).- La luz de san Esteban de la Sierra