Creo que para detener la extravagante aventura de la independencia catalana resultaría mucho más eficaz referirse a ella como "la separación de Cataluña de Europa" que poner el foco en "la separación de España". Porque una hipotética Cataluña independiente se vería forzada de inmediato a salir de la Unión Europea, lo cual supone para sus ciudadanos la pérdida del derecho de libre circulación de personas y mercancías por el Continente. Es tan obvio que las consecuencias económicas serían catastróficas que no se comprende que los partidos constitucionalistas no las aireen una y otra vez. Además de las pérdidas directas en exportaciones e importaciones, dejarían de lucrase de otros factores importantes. Por ejemplo, el gobierno de España solicitó oficialmente a la U. E. que Barcelona sea la sede de la Agencia Europea del Medicamento. Hay diecinueve candidaturas de otros tantos países. Si la capital catalana es la elegida acogerá una institución de primer nivel científico y tecnológico y a un millar de empleados de alta cualificación que se trasladarán a vivir allí con sus familias. Hasta ahora, la Agencia del Medicamento radicaba en Londres y debe salir de allí... por el Brexit, la retirada de Inglaterra de la Unión Euopea. Si Cataluña sale de la U. E. deberá abandonar también la moneda comunitaria. ¿Como sustituirá al euro? ¿Volvería a la peseta? Quia, resultaría españolista. Como mucho, con el asesoramiento bolivariano del señor Monedero (valga la redundancia) y del señor Guardiola (en catalán hucha) podrían crear la cateta. La raíz cat resulta obvia, y la terminación eta se amoldaría a los gustos de los independentistas más radicales, los borrokas de ARRAN, con los que están conchabados.
Los promotores del Cat.exit no son precisamente unas lumbreras. Cada vez adoptan decisiones más incongruentes. Apoyarse ahora en los antisistema para forzar el referéndum independentista equivale a poner al zorro a cuidar las gallinas. Y para Cataluña, la gallina de los huevos de oro es el turismo. Al margen de la necesidad de regular los abusos del turismo descontrolado, los vándalos intentan ahuyentar a los turistas para deteriorar un sector puntero de la economía no sólo catalana sino de España entera, porque el lema de esta gentuza es cuanto peor, mejor.