OPINIóN
Actualizado 14/08/2017
Antonio Matilla

Hace unos cuantos meses la revista Forbes publicó un artículo titulado "Por qué contratar a una persona que haya sido scout". Su autora era Ana Sáenz de Miera, actual directora de Ashoka España y Portugal , ONG que agrupa a emprendedores sociales y cuyo fundador, Bill Drayton, fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación en 2011. Allí se decía que "leer en un Curriculum que una persona ha sido scout garantiza que cuenta con unas habilidades clave para el mercado laboral actual".

Esas habilidades, según Sáenz de Miera, eran estas diez:

  1. Sabe trabajar en equipo
  2. Es creativo
  3. Respeta su escala de valores y su palabra
  4. Sabe liderar y ser liderado
  5. Es empático
  6. Valora el esfuerzo
  7. Sabe ponerse objetivos y evaluarlos
  8. Es generoso
  9. Lucha contra la injusticia
  10. Es una persona "con recursos".

No soy emprendedor ?empresario, vaya- pero sí párroco y, como párroco, sé también que es conveniente que hubiera más scouts en puestos de responsabilidad en las parroquias y en las instituciones eclesiales en general.

En las reuniones eclesiales suelen aparecer siempre magníficas ideas. Nuestro obispo se encarga a menudo de poner la sensatez con una pregunta sencilla: "Y eso ¿cómo se hace? El Escultismo católico no tiene una espiritualidad propia específica, al modo de la espiritualidad carmelitana, o jesuítica, o dominicana, etc?su aportación al ámbito de la espiritualidad es mucho más modesta, es más bien un estilo: generosidad en el servicio, sentido de la justicia, espíritu práctico, defensa del más débil, unión indisoluble entre la fe y la vida, costumbre de trabajar en equipo, pero sin diluir la responsabilidad en el grupo, sonreír ante las dificultades y no dejarse vencer por ellas a la primera ni a la segunda. De cara a potenciar una Iglesia "en salida" como insiste el Papa Francisco, no se debería despreciar la creatividad práctica y el esfuerzo generoso de un scout, sobre todo si éste (o esta) ha ejercido como responsable educador.

Claro que, en las parroquias e instituciones eclesiales debería desterrarse un estilo anticuado ?y por otra parte, ya imposible- de funcionamiento, basado en que todo, absolutamente todo, tenga que depender del cura. Es necesario atreverse a la corresponsabilidad, fiarse de los colaboradores, sin confundir el ministerio episcopal, sacerdotal o diaconal ?absolutamente necesarios- con el poder. ¡Ah! Y una cosa muy importante: son muchas las mujeres que tienen puestos de responsabilidad en el Movimiento Scout, pero también es verdad que la proporción de voluntarios varones entre los scouts es, por lo general, superior a la que se da entre los catequistas, por ejemplo. La igualdad, también en el voluntariado, es muy sana.

No tengo inconveniente en reconocer públicamente los defectos que los scouts, como toda persona en contacto con el pecado original, tenemos. Pero lo haré solo con una condición: que a la par que el defecto, se reconozca, en la teoría y en la práctica, la cualidad y la calidad humana y cristiana del scout en cuestión o del Movimiento Scout en general.

Antonio Matilla, consiliario scout.

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