Con la llegada del mes de agosto, los pequeños municipios alejados de las capitales se convierten en pequeños oasis para el descanso de una actividad frenética
Ahora son más sofisticadas, tienen cambios, varias marchas, frenos de disco e incluso algunas tienen un pequeño motor que las impulsa. Sin embargo, hay una cosa que parece no cambiar con el paso del tiempo, esa inexplicable relación entre las bicicletas y el verano. Y es que, la bicicleta es el medio de transporte estrella del verano si nos alejamos un poquito de la capital. Basta con dar un paseo por cualquier pueblo de la provincia e intentar caminar durante 100 metros para comprobar que nos encontraremos con una bicicleta.
Son los más pequeños los que sacan sus bicicletas a pasear a cada rato, convirtiendo cada pueblo en un puerto de montaña al más puro estilo tourmalet. Resulta especialmente bonito ver cómo a cada instante, en cada rincón de nuestros pueblos, con la llegada del verano se respira vida; niños jugando, piscinas llenas, jóvenes en la plaza hablando durante horas sin ninguna preocupación más allá de que se les pase la hora de cenar, los paseos cuando baja el calor? Todo aquello alejado de la toxicidad de las ciudades de las que somos presos de la era 3.0 y donde podemos cambiar, aunque sea por unos días, el smartphone por una buena conversación viendo las estrellas, o la comida rápida por la merienda de pan con chocolate de la abuela. Bendito pueblo.
Texto y fotos: David Barrueco