Decían hace años que, en verano, sobre todo en agosto, no había noticias importantes que llevarse a la boca y por eso los periodistas se veían obligados a rellenar papel inventando "serpientes de verano". Será así, o tal vez es que aún no estamos en agosto, porque a mí y en torno a mí están pasando muchas cosas, tantas, que incluso se me hace difícil hacer una lista de ellas.
Para empezar, mi médico de familia me amenaza con un basalioma, un cáncer de piel, ¡Vaya Vd. a urgencias inmediatamente! Me asusto, pero agradezco su preocupación y su interés en hacerme un volante urgente. El especialista no está de acuerdo y piensa que es una simple herida superficial, pero 'paporsia' me manda volver a los quince días. Total, tres horas de incertidumbre?ya estaba yo desentrenado en gestionar ese estado de ánimo. Esperemos que el ojo informado del especialista joven quite la razón al ojo clínico de la veterana médico.
En mi querida Cataluña, el Gobierno de la Generalidad y el tanto por ciento de separatistas, se están empeñando en que, sin comerlo ni beberlo, sin pedirme permiso, tenga yo que quitarle la partícula 'mi' a esa región, Comunidad Autónoma, nacionalidad o ¿nación? y sustituirla por 'su'. No, gracias, no estoy por la labor.
Por su parte, mi amigo Juan Antonio Mateos Pérez, en su artículo 'Vender seres humanos' quiere estropearme el período vacacional recordándome que la esclavitud sigue vigente de múltiples maneras. Debe ser cosa "del mercado" que ofrece mercancía humana para los que la demandan en forma de esclavitud sexual infantil, trata de blancas adultas, trabajo esclavo de niños y adultos para pagar eternamente, durante siete vidas que vivieran, el precio del pasaje en patera hasta Europa, que es mucho más caro que un billete de avión en clase Bussines.
Ayer terminó con éxito en Covaleda (Soria) el primer campamento Nacional del Movimiento Scout Católico, que ha podido celebrarse después de más de cincuenta años de existencia de la asociación. El amor al terruño, el dogma de la nacioncita pequeña que niega a la más grande y el afán de paz de la mayoría lo había impedido durante todo ese tiempo. Ahora resulta que ha podido celebrarse y no ha habido ningún cataclismo , sino una gran fiesta de fraternidad a la que, los que no han querido, o no han podido, no se han sumado. Pero han podido muchos: 5.000, record de participantes en un campamento para niños, adolescentes y jóvenes en la historia de España, salvo que opinión mejor informada pueda desmentirme, cosa que, como dicen en mi pueblo, 'lo dificulto'.
En Venezuela se está viviendo una verdadera tragedia. Como no me mola la equidistancia, expreso mi deseo de que la dictadura que está queriendo imponerse a la fuerza, comandada de momento por D. Nicolás Maduro, se quede en un mal sueño, demasiado prolongado, y vuelva la libertad, la paz social, el bienestar económico, el estado de Derecho y la democracia a ese querido país y a ese vapuleado pueblo.
En fin, me temo que durante el mes de agosto vamos a tener que seguir sufriendo.