BRACAMONTE
Actualizado 03/08/2017
Redacción

El cronista y colaborador del SALAMANCArtv AL DÍA y BRACAMONTE AL DÍA repasa a través de unos sentidos relatos el origen, historia y evolución de las fiestas patronales de Macotera

Estamos a un palmo de san Roque y veo apropiado desempolvar, en los mayores, los recuerdos añejos; y, a los más jóvenes, mostrarles la esencia de la tradición festiva, que tiene como protagonista a nuestro Patrón, san Roque. Y, para ello, os voy a sacar a colación una serie de hechos, en forma de relato, que afiancen aún más vuestro amor a las fiestas y satisfagan vuestra curiosidad por su origen.
A principios de siglo XX, existió en Macotera un personaje singular, el tío Mangas. Quince días antes del día del Patrón, se disfrazaba con un tricornio, una banda con los colores rojo y gualdo y una chifla en la mano derecha, y convocaba, en cada plaza y en cada calle principal, a los vecinos, para anunciarles la proximidad de la fiesta de san Roque, y que habría novillos.
Nada más se oía la chifla del popular Mangas, las mozas tiraban el estropajo, la mujer retiraba la sartén, el zapatero abandonaba la lezna y el gañán, la aijá, y acudían presurosos a escuchar la perorata del tío Mangas, que, entre otras cosas, decía:
"Señores, chiquillos, se acerca san Roque y hay que prepararse para tal acontecer. Para ello, manifiesto la necesidad de que haya novillos y os exhorto a que seáis buenos ciudadanos el día de mañana, para lo que deberéis empezar a ser buenos toreros".
Desde la aparición del singular Mangas, la gente se ponía en guardia: el pobre preparaba las escaleras; el labrador, el carro; el joven aguzaba la reja y clavaba los palos al trillo, porque, en el momento menos pensado, se iba a escuchar el grito ¡los carros!, y había que volar a montar la plaza de toros, y había que elegir un buen sitio.
Los peroles con los mantecados se guardaban, con sigilo, en la hornacina de la bodega y el capón y el tostón esperaban, un tanto mustios, la hora de ser sacrificados. Todo a punto. Los mozos cantaban impacientes:
"Los novillos de este año,
ya sabemos quien los da
el Lesmes y Sabalete,
que los saben contratar"
Y, como presente, vamos a traer a colación el pasado, un poco de historia para situar el origen de las fiestas patronales, que nos prometemos celebrar con el mayor disfrute y jarana.
Hace tiempo, la fiesta patronal de Macotera era
el día de la Virgen. No se conocía la existencia de san Roque. El día de la Virgen era un día grande, un día en que el vecindario daba gracias a la Patrona por la buena cosecha, que se acababa de cerrar.
La fiesta de Nuestra Señora de la Visitación (Asunción), que así se la conocía, no se celebraba en la iglesia, sino en la ermita; en la ermita, se rezaban las vísperas el día anterior; y en la ermita, se celebraba la misa solemne y la procesión alrededor del recinto.
Desde 1727, se celebra la fiesta de la Virgen de agosto en la iglesia. El cambio se produjo por mandato del señor Obispo:
"Ordeno que la festividad de Nuestra Señora de la Asunción se celebre, todos los años, en la iglesia de este lugar, para que, más cómodamente, puedan oír el sermón y demás oficios, respecto a ser la ermita angosta y no caber, en ella, la gente, por ser este lugar de muchos vecinos".
En otro documento, que data del 14 de junio de 1563, se escribe:
"El Visitador General del Obispado de Salamanca fue informado que, en los días de Nuestra Señora de la Visitación, se corre un toro en dicho lugar, y tienen abierta la puerta de la iglesia, y acuden allí las gentes a "guarirse" y "alende" (además) dejan sacar los escaños de la dicha iglesia, lo cual es indecencia y pónese en peligro de entrar allí el toro.
Mandó el señor Visitador que, de aquí en adelante, el sacristán tenga, en aquel tiempo, cerrada la dicha iglesia y no la abra, aunque lo manden los regidores y curas de dicho lugar, y no saquen ningún banco, lo cual mando se haga, se cumpla so pena de excomunión mayor y de tres mil maravedís para la cámara y fisco de su Exma; y si, al abrir la iglesia y sacar los bancos, hubiere algún daño, sea obligado de pagar todo el daño, siendo contumaz y rebelde en cumplir este mandamiento".
En el solar del edificio, donde se encuentra nuestro Ayuntamiento, en 1540, se alzaba la vivienda, con dos plantas, de don Juan de Pajares, beneficiado de la iglesia de Macotera; años de extrema necesidad; y don Juan la donó, para que se habilitase como hospital de menesterosos y pobres transeúntes Los pobres residían en la planta baja, el Concejo celebraba sus sesiones en la planta de arriba. Y, un documento de 1604, nos informa de que los toros, que se corrían el día de la Virgen se cerraban en el corral del hospital.

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