OPINIóN
Actualizado 01/08/2017
Fernando Robustillo

Algunos recuerdos se guardan en cofres, secreteros o en algún cajón "desastre". ¿Para qué? Dejémoslos fluir cual manantial de una fuente. Nuestro poema de hoy se mueve de lo personal en otra época a la actualidad. En lo personal, porque es un recuerdo imb

PLAZA

DE LA

FUENTE

La blanca luna de Madrid,

amiga de mis noches,

sin un porqué,

sin una ofensa,

se convirtió en luna gris.

Y en viaje con mi chica,

a Salamanca la blanca,

lo recuerdo tal que hoy,

desde la plaza La Fuente

se tornó verde esperanza.

Como propios en la noche,

extraños para Sinatra,

olvidamos el hotel

y aposentamos la plaza.

¿Nos dieron hasta las tres??

"Sabina, ¡niégalo!, así no fue".

¿Fue el hechizo del lugar

la "ese" de su calzada,

o el manantial de la fuente,

vetusta flor de ciudad

del frescor de Salamanca,

quien cautivó nuestro ser?

Sea por lo que fuere,

años después,

a la misma estancia,

a la misma luna,

me llevaban dos luceros

que daban luz a la plaza,

y como no comprendían

en mis tareas escribanas

el porqué de la jornada,

las lágrimas de La Fuente

destellaban en sus caras.

A besos me las comía,

y la luna emocionada

por regalo tan hermoso,

de príncipe travestida,

se comportó como padre

en las noches de mis niñas.

(Inédito)

Fernando Robustillo Rodela

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