OPINIóN
Actualizado 28/07/2017
Marta Ferreira

Me recuerda muchas veces mi padre una frase que le oyó a Francisco Tomás y Valiente cuando le daba clases de Historia del Derecho, en Salamanca. A él y a sus compañeros les decía: "Sean ustedes juristas de verdad, no notarios de secano". También podría haberles añadido "ni picapleitos". Nada más y nada menos, porque ser jurista, conocer e interpretar el Derecho en profundidad, es tarea harto difícil. Superficialmente y ajenos a ese mundo, podemos pensar que las leyes las hacen los parlamentarios que elegimos, pero no es así, ellos las aprueban pero quienes las elaboran son juristas, que están detrás de cada texto normativo, y cuando no es así y los legisladores hacen de las suyas, el resultado deja mucho que desear.

Todo lo anterior es una introducción porque hoy quiero hablar de un jurista de verdad, de esos que a Tomás y Valiente le habrían enorgullecido. Me refiero a Antoni Bayona, letrado mayor del Parlament de Cataluña y profesor de Derecho Administrativo. Contra lo que es habitual, se ha convertido en noticia: ¿quién oye hablar alguna vez de un jurista que se atreve a disentir públicamente de la institución en que trabaja? Pues así ha sido. Bayona ha publicado en la Revista Catalana de Dret Públic de Catalunya un largo, profundo y documentado artículo titulado "El futuro político de Cataluña: el papel de Parlamento". No me resisto a trasladarles sus principales ideas, dignas de reflexión.

La primera tesis del jurista catalán es que el referéndum de autodeterminación es imposible según nuestro ordenamiento, pues no ya la Generalitat sino el propio Estado podrían convocarlo sin transgredir la ley, incluso estando de acuerdo (que no lo están) ambos, como ha sentado en su doctrina el Tribunal Constitucional.

La segunda tesis es que el carácter unilateral del referéndum defendido por el gobierno catalán y apoyado por la CUP supone la "contraposición entre el principio democrático y el principio de legalidad", dando prioridad al primero y relativizando al sistema constitucional. Que en palabras más sencillas supone recordar que la democracia liberal conlleva no solo la decisión de la mayoría sino el respeto a la ley, porque el estado de derecho sostiene a la democracia. Solo en una situación de dictadura o de estado autoritario cabría esa vía, pero el Estado español, recuerda Bayona, "mantiene los elementos esenciales que lo definen como democrático y de derecho". O en román paladino, que cuestionar el carácter democrático de España, es un disparate que pone en tela de juicio que una mayoría parlamentaria como la del Parlamento catalán, exigua y con menos votos que el resto de fuerzas contrarias al referéndum, esté legitimada para tomar tal iniciativa.

La tercera tesis , como consecuencia de todo ello, sostiene que la iniciativa secesionista es "poco realista" y en el fondo, un movimiento táctico para fortalecer la unilateral separación. En definitiva que estamos ante fuegos de artificio, aunque peligrosos, apostillo yo.

Pueden parecer ideas sencillas, pero el letrado mayor del Parlament de Cataluña ha dado una lección de lo que debe ser un buen jurista, anteponiendo su conciencia y su conocimiento profundo del Derecho, para poner de relieve que el referéndum secesionista no se sostiene ni lógica ni jurídicamente. Y escribir esto en Cataluña, tal como están las cosas, tiene mucho mérito.

Marta FERREIRA

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