OPINIóN
Actualizado 26/07/2017
Redacción

Confieso no haber caído voluntariamente todavía en las redes. Al menos en la utilización más popular y masiva. No me tienta. Pero también admito que podría muy bien caer. No quiero ese esclavismo de echar leña cada día o cada hora al fuego comunicador excesivo. Y es que me parece un exceso de exhibicionismo el colgar públicamente foto de cada día y el comentario de cada momento. Creo que cuesta un esfuerzo el seleccionar la foto correspondiente y añadirle un comentario y darle que se envíe. No es vagancia. Solo que deseo emplear el tiempo para otros asuntos.

Pero el mero hecho de escribir aquí, en SALAMANCARTV AL DÍA, cada semana, estoy admitiendo algo contradictorio en mi opinión de hoy. Que estoy en las redes, un día por semana al menos, y opinando libremente sobre algo en unas trescientas palabras (aprox.). Y yo, me disculpo considerando que esto que hago parece más serio que colgar una foto mía y una opinión en ciento cuarenta caracteres. Eso parece darme una coartada inocente para pregonar que no ando en redes.

No ando en redes pero estoy pescado. Tan pescado ya como cualquiera que las utiliza a diario. Nadie se escapa. En mayor o menor medida ahí que andamos todos. Y pensar eso no me da tranquilidad. Al contrario. Creo que estar todos con apariencias, pensamientos, gustos y datos tan prolijos, nos hace más vulnerables. Más carne de cañón. De multinacionales a las que solo les importa abarcar, expandir, globalizar. Y someter. Porque poseer tanta información y organizarla a tu antojo es demasiado poder. Y encima ese poder trae sustanciales dividendos a los propietarios. Descarados dividendos. Y eso sí que puede ser opresión, aunque la disfracemos de libertad individual. Somos como las bacterias (millones y millones de ellas) que alguien mira al microscopio cada día, y decide si seguir alimentado o cortarles el sustento de las ideas. Eso que tanto cuesta y tanto vale.

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