OPINIóN
Actualizado 20/07/2017
Víctor Hernández

Es conocida la fama de algunos artistas o cantantes por el abuso de las técnicas de mejora sonora, tanto en la producción de sus discos como en sus directos.

Resulta que cuanto más evidente es más polémica se genera. En este caso vuelve a salir a escena el nombre de Enrique Iglesias, que si hace ya unos cuantos años uno de sus vídeos en playback se hizo viral en aquel momento por sus pocas dotes al micrófono, y posteriormente se le ha criticado el uso abusivo de "autotune" (herramienta utilizada en los estudios de producción para la afinación y modulación de la voz), esta semana ha vuelto a dar la nota en el estadio El Sardinero de Santander.

En esta ocasión el artista, que saltó a la palestra por ser el hijo cantante de Julio Iglesias, realizó un concierto en el que después de algunos de sus temas más conocidos como "Duele", "Bailamos", "Bailando" o "I Like It" se retiró sin previo aviso del escenario para no volver a aparecer, mientras los efectos visuales basados en fuegos artificiales, confetis y globos hacían el fin de fiesta, dejando a los más de 30.000 asistentes con la boca abierta, pero no para bien, puesto que el concierto había consistido en, aproximadamente, unos 10 temas con un sonido bastante mediocre para las expectativas que existían (ya que era el único concierto del artista en España) y el coste elevado de las entradas.

En definitiva, el concierto terminó con un abucheo generalizado y la petición por parte de los asistentes de la devolución de su dinero.

Enrique Iglesias se está ganando en las redes sociales y a nivel mundial la fama de uno de los peores artistas latinos. Y para muestra un botón.

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