Bellísima persona y todo un referente de Salamanca. Para mi mujer, Marisa Beltrán Lurueña, con la que compartió trabajo en el mismo centro educativo, fue de los mejores compañeros y alguien entrañable que nunca olvidará. Se hacía querer y era querido. Este sí que fue un ejemplo para la juventud y para l
os que le rodearon.Descanse en paz. Hace falta, entre nosotros, gente así.Quien pudo oírle contar sus andanzas en la vida y cómo se competía por ilusión y orgullo de representar a su pueblo y nación ve la diferencia con estos \"ídolos adorados del deporte\", que no llegarían a la suela de sus zapatillas.