Es costumbre que llegada la época estival, sobre todo en este país de la siesta, quien más y quien menos realice un parón en sus tareas o costumbres para reparar fuerzas y volver con energías renovadas. El año pasado, con el vaivén de las elecciones, hipo
PLAZA DEL
CONCILIO DE
TRENTO
La del Concilio de Trento
es plaza para carteros,
pues no es de fácil contexto
si quien la busca es el pueblo.
Allá está el fraile Francisco
de Vitoria, dominico,
estatuado en el centro.
En plaza, pero no dueño.
Entronada por el templo
del glorioso San Esteban,
el primer mártir cristiano,
¡qué más nombre! ¡qué mérito!
Y si me piden más señas,
digo que está pegadita
al convento de los Padres,
aparte de muy cerquita
del Claustro de Las Dueñas
de las Madres Dominicas.
Me la mostró un extranjero
cuando me salió al encuentro
con un plano entre sus dedos:
"¿Sabe usted dónde está esto?".
"¿Plaza De Trento? Ni idea.
Deme el plano que lo intento".
Y surgió su ubicación:
de San Esteban, convento.
"¡Quién lo diría, señor,
la piedra está desgastada
del mirar de mis pupilas!
¡Y San Esteban no es plaza!
¡Va a llevar usted razón!
Disfrútela desde afuera
y pase luego al interior
del templo de San Esteban,
que esto lleva a confusión.
Porque al ser obra pausada
realizada en largo trecho,
desde el gótico al barroco,
románico y plateresco,
es difícil que no deje
como anecdótico a Trento".
(Inédito)
Fernando Robustillo Rodela