OPINIóN
Actualizado 18/07/2017
Francisco Delgado

Mientras la mayor parte de España ha estado soportando la semana pasada un calor infernal, día tras día, la Naturaleza en Asturias mimaba a sus habitantes con la suave brisa, con nubes protectoras del ardiente sol, y con temperaturas primaverales. En medio de este ambiente físico tan envidiable, la ciudad de Gijón ha estado llena de cultura y arte: La Semana de Novela Negra ha movilizado un año más a cientos de visitantes y participantes en debates, presentaciones, conciertos populares. La Fundación Municipal de Cultura ha coordinado el XX festival de MÚSICA ANTIGUA, que ha sido un ejemplo de buena organización y alta calidad artística.

Con estos dos acontecimientos culturales en torno a la literatura comprometida con lo social y a la música menos conocida y difundida, además de su Semana de Cine, en otoño, Gijón completa su trío de apuestas por una cultura que interesa a una gran mayoría de su población.

Como oyente y participante en uno de los talleres de Música Antigua puedo afirmar que tanto la calidad pedagógica del festival, como la calidad artística han sido excelentes; lo cual no es nada frecuente en nuestro país, al menos desde hace casi ya una década, desde comienzo de la crisis.

La música española y europea desde el siglo XVIII hacia atrás- la música medieval, renacentista y barroca- está llena de autores y obras que son joyas en nuestra historia de la música: obras de compositores españoles, franceses, alemanes, italianos, etc. se han escuchado con devoción cada tarde en el Patio del Centro de Cultura del Antiguo Instituto y se han aplaudido con entusiasmo. Hay un consolidado sector social amante de la Música Antigua, que ya nunca olvidará el recital de los hermanos Fahmi y Rami Alqhai, prodigiosos intérpretes de la viola de gamba, ni olvidará tampoco al grupo The Rare Fruits Council y su programa de tríosonatas de los mejores compositores del s. XVII y XVIII. Como tampoco las Cantigas del Mar, de Alfonso X el Sabio o el espectáculo Free Bach 212 de la Fura dels Baus y la Divina Mysteria.

Es muy positivo pensar que estas iniciativas culturales asturianas influirán en ir trasformando la idea tópica de unos veranos para turistas llenos de sol, playa y alcohol, en la nueva imagen de veranos en los que la Cultura bien hecha, cuidada y accesible forme parte del reposo veraniego. Tanto para turistas extranjeros como para los nacionales.

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