OPINIóN
Actualizado 04/07/2017
José Javier Muñoz

Corre estos días por internet la imagen del cartel que alguien hoy por hoy desconocido difundió en la Costa del Sol malagueña con la foto de una mujer desnuda y el texto: "CÓMEME TOERHIGO". Al margen de la intencionalidad más o menos escandalosa de la campaña publicitaria (que no tardará en desvelarse) es interesante la abundancia de términos de significado sexual procedentes de los vegetales y en particular de frutas y flores. Entre un objeto o un concepto y las voces que los expresan o definen pueden existir relaciones directas, indirectas y hasta azarosas. El lenguaje popular cotidiano conlleva ingredientes coloquiales, vulgares y jergales de notable carga expresiva que sólo pueden calificarse como buenos o malos, correctos o incorrectos desde un punto de vista teórico. El ámbito del sexo es uno de los más prolíficos y heterogéneos. Por ejemplo, en el Diccionario de argot del español de Víctor León se recogen unos cuarenta sinónimos y acepciones de picha y setenta de coño. El pene es mentado, entre otras muchas acepciones, como ciruelo, berenjena, nabo, pepino, haba, cebolleta, rábano y plátano (esta última acepción en Méjico y Costa Rica). El órgano sexual femenino es higo, castaña, seta, patata, amapola, mazorca (en El Salvador) y chocho, nombre también del dulce de azúcar típico de Salamanca. Los pechos femeninos son peras, melones, limones y margaritas. Los testículos son higos, güitos y aguacates. Y una paja, una pera y una yuca (en Cuba) aluden a la masturbación. En cuanto al higo, en singular, llama la atención el hecho de que no lo recoja la Real Academia como apelativo de coño pese a que su uso vulgar está muy extendido e incluso figura en canciones populares. De 1931 (durante la Segunda República) es un cuplé escrito por Enrique Parada y Joaquín Jiménez, que empieza así:

Aquí te ofrezco el higo / La fruta más sabrosa / La mas estimulante / La más apetitosa / La fruta que a los hombres / Les gusta con pasión. / Para ellos esta fruta / Siempre fue su perdición.

El proceso por el que se forman las palabras contiene a veces derivaciones simbólicas, metafóricas, sinecdóticas, hiperbólicas, irónicas e incluso sarcásticas. Debido a que el lenguaje sexual se ha visto influido durante siglos por motivos morales tanto o más que por la lógica lingüística, abunda en metáforas y dobles sentidos, de los cuales recogeré otras muestras en próximos artículos.

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