Cuando venimos a Salamanca nos alojamos en una sencilla casa de campo que hemos bautizado como "El Chopo". Chopo por las choperas rivereñas al río Tomes y por sus plateados troncos y agresivas raíces. Raíces sedientas de agua y de luz que levantan aceras y para nada respetan el green grass tan cuidadosamente regado, rapado, abonado, años ha. "El Chopo" es estar fuera y dentro. Estar fuera y dentro es la mejor de las situaciones existenciales posibles. Lo peor es "estar" a secas. A saber, "estar" en la Salamanca campera y charra o "estar" en la del Patio Chico, docta y más antigua o "estar" en la del chisme, la de "entre visillos". Háganme caso lo mejor es "estar", a ratos, en cualquiera de las dimensiones antedichas. Fuera y dentro, quiere decir que cuando te apetece te plantas en la Plaza Mayor y cuando no, en el Camino de las Aguas o incluso más lejos. En ese "más lejos" se incluyen pueblos aledaños. Pues bien, en uno de ellos existe una carnicería que suministra productos de primera calidad y allí fuimos para hacer acopio. Entre lomo de cerdo ibérico y paletilla de cordero da tiempo para intercambiar algunas impresiones. Las más socorridas son las atenientes al tiempo, al weather o al wetter. Así pues, se rompe el hielo comentando naderías como ésta: "¡qué calor insufrible! ¡Peor fue lo que sufrimos en Heidelberg! Contesta" Sorpresa. ¿En Alemania? ¿Qué hacían en Heidelberg unos carniceros tan viajados? Se me ocurre: "¿Una escapadita turística?" Para nada de escapadita. Fueron a presenciar la lectura de la tesis doctoral de su hija en un tema relacionado con la biotecnología. Obtuvo la máxima calificación. Obtuvo el "cum laude". Nos dijeron lo que comentaba el tribunal alemán acerca de esa tesis y de esa novel doctora: "parece fuera alemana". Lo decían los herren con ese deje ario del que nunca han logrado sobreponerse. En todo caso, ella era española y de Salamanca, hija de carniceros y nieta, supongo, de algunos labriegos. Sin embargo, además de la admiración que suscita tal gesta, hay algo más para ser comentado. Ella quiere trabajar en España y contacta con una empresa dedicada al cultivo de bio-tejidos. Ella habla tres idiomas: español, inglés y alemán. Ella es doctora por una de las universidades alemanas de mayor alcurnia. La mencionada empresa, no obstante, la ofrece ocho meses de trabajo gratuito, para ver si "encaja", y cuatro más como becaria a 400 euros. Luego se verá. Incierta salida laboral: un año casi gratis y para casa. Ella no volverá a España. La verdad, no nos merecemos que vuelva a España y hará bien en no volver. El futuro de un país se funda en la educación de sus ciudadanos y en las oportunidades laborales que se les ofertan al finalizar sus aprendizajes o licenciaturas. ¡Qué despilfarro humano! ¡Qué vergüenza¡ Vergonzoso enterarnos, un día sí y otro también, del saqueo de las arcas públicas perpetrado por los sucesivos gobiernos sufridos, votados y tolerados. "No hay dinero, dicen" Dicen verdad. El que había se lo llevaron crudo en campos de golf situados en el centro de Madrid, sobres para los amiguetes, comisiones, campañas políticas sufragadas ilegalmente y p..s. Sobre todo, volquetes de ellas. ¡Ojo, nosotros somos manzanas reinetas! ¡De peras nada! ¡Los machos alfa! Visto lo visto dan ganas de emigrar de este país a uña de caballo. Emigrar a algún país lejano y pequeño, allá por el norte, norte de Europa, o aún más lejos. Quizás, en alguna otra constelación donde exista un lugar donde vivan gentes que no exploten a otras gentes y logren tutearse sin la menor rabia.