Lamentablemente, la noticia ya no coge a nadie por sorpresa: Castilla y León ha vuelto a encabezar otro año más el ranking en pérdida de población. Según los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística, en 2.016 el censo la comunidad ha decrecido en 18.657 habitantes, descendiendo a 1 de enero de 2017 hasta los 2.435.797 empadronados, lo que supone una nueva caída del 0,76 por ciento.
El propio INE había anunciado hace días que el pasado año Castilla y León había sido la comunidad con peor saldo vegetativo, al haber registrado 28.334 defunciones y tan solo 16.636 nacimientos. A estas 11.698 bajas en el censo se ha añadido un saldo migratorio negativo de otros 6,959 habitantes, elevando la pérdida total hasta los 18.657.
Aunque otras siete comunidades autónomas han perdido población en 2016, la del conjunto de España ha crecido por primera desde 2011, incrementándose en un total de 88.867 residentes. Como viene repitiéndose durante los últimos años, las nueve provincias de comunidad arrojan saldos demográficos negativos.
En términos absolutos, León encabeza la pérdida de población durante el pasado año; tras perder otros 4.626 (el 0,97 por ciento) habitantes, su censo a 1 de enero de 2017 desciende hasta los 470.270. Sin embargo, en términos porcentuales el mayor retroceso vuelve a localizarse en la provincia de Zamora, que pierde el 1,53 por ciento: 2.429 habitantes menos que reducen el censo provincial hasta los 178.540 (en 2010 era de 195.665).
2.429 habitantes (0,72) ha perdido Salamanca, 2.249 (0,62) Burgos, 1,920 (1,17) Ávila, 1.732 (0,33) Valladolid, 1.198 (0,73) Palencia, 1.009 (0,65) Segovia y 722 (0,80) Soria. Tras ocho consecutivos encadenando descensos de población, Castilla y León ha perdido un total de 127.724 habitantes, al pasar de los 2.563.521 censados a 1 de enero de 2010 a los 2.435.797 que acaba de certificar el Instituto Nacional de Estadística.
Entretanto, fracasada su Agenda de la Población, la Junta de Castilla y León permanece de brazos cruzados a la espera de que otros aborden el problema, ya sea la Unión Europea, discriminando positivamente a los regiones más despobladas, ya sea el gobierno central a través de la Estrategia Nacional sobre el Reto Demográfico que se comprometió a elaborar en la Conferencia de Presidentes celebrada en enero. O sea, a verlas venir.