La procesión, en cualquiera de sus incontables variedades, ha estado presente siempre en la vida pública de las sociedades. Con muy diferentes objetivos, pero manteniendo prácticamente siempre un sentido de afirmación, de expresión pública y de propuesta de futuro. Las ha habido, y las hay, religiosas, sociales, lúdicas, políticas, culturales, etc? entrecruzándose casi siempre varios de estos valores.
Por repasar algunos de los cientos de miles de ejemplos, me habría gustado haber participado en alguna Heb Sed , solemne procesión del Faraón cada tres años, en la gran explanada de cualquier palacio egipcio, en Abdera, Philae, Luxor?
O, casi mejor, en la procesión de la Gran Panatenea que cada cuatro años atravesaba la ciudad de Atenas hasta la cima de la Acrópolis y que estaba representada en los ciento cincuenta metros del friso del Partenón.
O algo más modesto, pero sugerente a más no poder, estar de espectador en aquella inspirada procesión que se organizó con el Arca de la Alianza y con el rey David danzando alrededor vestido con una ligera túnica de lino ante la sorpresa de la gente. (2 Samuel 6, 14)
Y por supuesto en la humilde y popular procesión que acompañó a Jesús en el primer Día de Ramos desde Betfagé hasta Jerusalén; todavía se repite, pero yo me refiero a la primera.
Y ya más cerca, y la última por no alargar la lista, la famosa y solemne Procesión de entrada de Carlos V en Barcelona atravesando la ciudad desde el Portal de San Antonio hasta el Palacio del Arzobispo, para recibir el homenaje de las Cortes del Reino de Aragón en julio de 1529.
La Iglesia ha adaptado e incorporado esa tradición universal al culto cristiano para algunas ocasiones especiales. Y siempre es referencia al camino que precede y a la larga marcha, al largo camino ("odisea" podría decirse al estilo griego) hacia la Gloria. Por eso toda procesión cristiana es memoria, anuncio y profecía. Y lo demás es costumbre (ética) o literatura (estética); dos cosas muy buenas y de valor, pero que son "otra cosa".
Esta tarde voy de procesión de Corpus. Y espero de quienes la presentan que a cuantos participamos en ella nos sea fácil ver y vivir lo de memoria, anuncio y profecía. Nada fácil en estos tiempos, con todo lo que ha llovido (¡y hay sequía), en medio de un espacio urbano y para personas tan diferentes. Ojalá que acierten? porque hoy no vale cualquier cosa en cualquier sitio.
Y espero que esta procesión (¡tan diferente de las demás y además única!) sea memoria: este signo que llevamos en alto como Sacramento y Símbolo y Fuente de casi todo reúne toda nuestra historia, es crónica total y memorial perfecto. Por eso hasta por las calles, además de por el alma y la vida, lo paseamos con la más alta solemnidad. Con toda la razón.
Y que sea también anuncio, respetuoso y templado, de Aquél en quien creemos y que es para nosotros calle y pan, camino y alimento, fundamento y remate de la vida. Y aunque se diga hoy un poco en voz templada, que sea audible e inteligible esa confesión en medio de la ciudad. Nada fácil, entre el altavoz y el respeto, la palabra y el silencio, pero posible. Que salga bien y bien se entienda por unos, los de casi lejos, y otros, los de más cerca.
Y que, por supuesto, que sea ante todo profecía. La Pro-cesión pro-pone, pro-voca, pro-roga, pro-nuncia, pro-clama, pro-yecta, pro-pugna, pro-duce, pro-fesa, pro-mete, pro-pende, pro-sigue, ? o sea, pro-fetiza en todas las variedades de la profecía cristiana. El futuro está anunciado, servido y compartido. Enhorabuena.
Pues nos vamos de procesión; a las 18 h Eucaristía en la Catedral y a continuación la Solemne Procesión por las calles. Vamos?