OPINIóN
Actualizado 14/06/2017
Juan Antonio Mateos Pérez

La resurrección constituye el elemento central del cristianismo, es el punto de inflexión del ser cristiano, en la realidad de la resurrección entran decisiones sobre casi todos los demás puntos de la fe y la teología (Moltmann). Sin la Pascua no habría evangelios, ni fe, ni Iglesia, ni liturgia, ni misión (H. Küng), esto no significa atribuir el origen del cristianismo a la resurrección, sino a todo lo demás, confirmado por la resurrección. Ella vino a mostrar que Jesús tenía razón, que Dios estaba de su parte (Fraijó). Se trata fundamentalmente de una obra de Dios en Jesús, el crucificado, muerto y sepultado (H. Küng).

Pero es un asunto complejo, ya que es difícil pasar de las dimensiones de Dios a las dimensiones de la historia, parece encuadrarse más en el círculo de la fe y la esperanza (B. van Iersel). En la realidad de la resurrección nos adentramos más en el lenguaje de lo paradójico (K. Rahner). No faltan teólogos que aunque saben que la resurrección no es accesible a la investigación histórica, desde esa penuria, al menos piensan que se debe y se puede ver como un problema histórico (Wright).

El asunto parece importante, ya que la teología está emparentada de alguna forma con el pensamiento histórico, en virtud de las características y las afirmaciones de sus fuentes textuales (Lüdemann). Por otro lado, desde la búsqueda de la verdad moderna, es importante delimitar cómo se llegó a la afirmación de la resurrección para comprender el anuncio de la resurrección en su tiempo y llegar a una comprensión actualizada. Detrás de la fe, siempre tiene que haber algún acontecimiento histórico, en el encuentro con el Jesús de la historia, en la compresión y sentido de su muerte, etc.; entender los testimonios de fe, nos permite acercarnos un poco más a lo inefable. Somos conscientes que acontecimiento e interpretación están siempre entrelazados, con lo que nos será imposible acceder al acontecimiento de la resurrección sin su interpretación. La teología católica siempre ha estado posicionada en un punto intermedio entre el fideísmo y el racionalismo, entre el optimismo exagerado y el pesimismo radical.

Si no es tarea fácil el acceso a la resurrección para los especialistas, menos para un laico. Queremos presentar un libro sobre la resurrección de un amigo de Cádiz, José Luis Solano Gutiérrez, profesor de Matemáticas de Instituto en los niveles de Secundaria y Bachillerato en Andalucía. Es catequista y responsable de la Comunidad Neocatecumenal de la parroquia de la Santa Cruz de Cádiz, con fuertes inquietudes en el campo de la filosofía, de la ciencia y de la teología y, desde su formación como físico, comienza a escribir en 2010 el ensayo, Materia y resurrección. En diálogo con la razón y la cultura, este breve ensayo intenta arrojar alguna luz sobre cuestiones que relacionan la Ciencia Física con la Resurrección de los muertos o de la carne. La obra viene prologada por el obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. D. Rafael Zornoza Boy.

Quisiéramos insertar, como presentación algunas palabras sobre la obra, que el autor, José Luis Solano nos envía. Querido Juan Antonio:

Este manual pretende ahondar sobre las relaciones entre fe y razón, así como establecer un diálogo armónico y fecundo entre fe y cultura, y más concretamente, entre ciencia y fe? Justificar y explicar algunas "lagunas", que no dejan de ser fenómenos físicos relacionados con el hecho de la resurrección corporal, es la pequeña aportación con la que, desde un punto de vista científico, quiere contribuir esta obra a una mejor y mayor comprensión del concepto de materia y de sus transformaciones.

? no pretende ser un estudio exhaustivo, ni formal, ni completo, sino sólo aportar unas breves pinceladas que puedan ayudar a ser más consciente de la perfecta armonía y belleza de la que goza toda la creación. Sin embargo, por otro lado, la teología es la fe que busca entender, que abre camino a la razón, siguiendo el lema que postula Anselmo de Canterbury: cree para entender, típicamente agustiniano: "porque no busco comprender para creer, sino que creo para llegar a comprender. Creo, en efecto, porque si no creyere, no llegaría a comprender". Por eso, este manual intenta ayudar a entender un poco mejor qué es lo que nos promete nuestra Revelación y nuestra fe.

Con la estructura de este ensayo se ha pretendido desgranar las distintas concepciones del concepto de la materia y su relación con los hechos que incumben a la resurrección, dirigiendo, todo ello, hacia un desenlace pragmático que justifica dichos hechos.

La primera parte de este estudio, ha sido destinada a realizar un análisis, desarrollado desde una perspectiva filosófica, sobre la cuestión planteada. Éste, nos resultará de gran utilidad de cara a evaluar el presupuesto inicial, con el que comenzamos nuestro desarrollo.

A continuación, será la materia el objeto de estudio, abordando, de manera básica, una serie de conceptos muy interesantes de la física, principalmente de la teoría de la relatividad y de la mecánica cuántica, en donde se observan resultados francamente maravillosos y sorprendentes, capaces de despertar en nosotros una sincera atracción hacia lo bello y lo verdadero. Estos resultados son necesarios, y servirán de base, para ver cómo la misma ciencia tiende a explicar fenómenos reales que chocan frontalmente con nuestra forma de concebir el mundo que nos rodea, con lo razonablemente lógico o posible, o por lo menos, que no dejan de ser sorprendentes. Es decir, podríamos afirmar esto mismo diciendo que hoy es casi más difícil creer en ciertas teorías de la física que en aspectos relativos de la fe.

Es verdad que nuestra fe no depende de puntos de vista científicos, sean los modos de pensar de hace veinte siglos o las hipótesis más recientes de la mecánica cuántica. Pero si, como hemos dicho, la teología es el esfuerzo de comprender la Revelación, y la verdad no es compatible con contradicción alguna, todo lo que es verdad en nuestro estudio de la naturaleza puede ser digno de conocerse.

Por último, ya desde una perspectiva más teológica, se aplicarán estas nociones físicas a hechos relacionados con fenómenos escatológicos: la resurrección de los cuerpos, las propiedades de los cuerpos gloriosos, el cuerpo en la Vida Eterna, etc.

En conclusión, este estudio tan solo busca ser un sencillo instrumento que favorezca la comprensión de ciertos fenómenos aparentemente incompatibles con la razón, y que, sin embargo, no son tan extraños ni tan imposibles como parecen. La materia es mucho más flexible y mucho más maravillosa de lo que se piensa.

Por último, es importante mencionar que este libro está pensado como un servicio a la Iglesia y como una herramienta para la Evangelización, por eso está realizado sin ánimo de lucro. Así, los beneficios irán destinados para la Nueva Evangelización a través del Centro Neocatecumenal Diosesano 'Sancta María de África'.

José Luis Solano

Entendiendo la dificultad de abordar la resurrección, somos conscientes que lo importante es la figura de Jesús (Yo soy la resurrección y la vida, Jn 11, 25). Él es el eje de la historia de la salvación que narran los textos sagrados, su vida, muerte y resurrección constituyen el acontecimiento salvífico, para ello, debemos acudir al testimonio de sus amigos. Un testimonio que está totalmente teologizado y cuyo fin era ser predicado, dar testimonio en las asambleas litúrgicas, anunciar lo que ellos vivieron y a los que llegaron después. Estos testigos anunciaron su fe y esperanza en Jesús, como nos recordaba Moltmann en su Teología de la esperanza, la resurrección de Jesús ha creado historia, en el sentido que es posible encarar la muerte con esperanza y correr la misma suerte que Jesús. Como Jesús, esperamos desplegar toda nuestra existencia realizada, penetrando en lo ilimitado de la vida, del espacio, del tiempo, de la fuerza y de la luz, alcanzando la vida esencial (L. Boros)

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