El próximo martes, 13 de junio, se debatirá en el Congreso de los Diputados una moción de censura que, antes de haberse registrado, ya se sabía que no iba a salir adelante y que, salvo sorpresa mayúscula, está avocada al fracaso.
La excusa para presentar la misma por parte de Unidos Podemos, es que Rajoy no debe seguir al frente del Gobierno de España, dado que le va a tocar sentarse a declarar ante la justicia por los escándalos de corrupción que cercan al PP, y que apuntan hacia la financiación ilegal de este partido.
Sin embargo, pese a que visto de esa manera parece lógico que se presente una moción de censura, el asunto se descuadra si tenemos en cuenta que Unidos Podemos decidió presentarla sin haber intentado consensuar previamente con otros grupos políticos un acuerdo que pudiese darle alguna posibilidad de salir adelante.
Y es que, más de un portavoz de grupo afirmó la mañana en que se presentó a la prensa, que se había enterado de dicha moción de censura precisamente por los medios de comunicación, vamos, que nadie les había comunicado nada. Otros, como el portavoz del PNV, fueron avisados unos minutos antes de hacerla oficial por un SMS, sin haber negociado tampoco con ellos.
En este sentido, llaman la atención las formas si tenemos en cuenta que, en España, la moción de censura ha de ser constructiva, es decir, que no debe tratarse solo de quitar del medio a un presidente, sino de plantear un candidato alternativo que le sustituya, y que debe contar con el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso en la moción.
Este último hecho, imposibilita que vaya a salir adelante la moción presentada, que debería contar con al menos el voto favorable tanto del propio Unidos Podemos, como de PSOE y Ciudadanos, y la formación de Alberto Carlos Rivera (autodenominado Albert Rivera) ya ha dicho que va a votar en contra.
La otra opción que tendría Pablo Iglesias para ser presidente sería contar con el voto favorable del PSOE y el de todos los grupos nacionalistas que completan el Congreso. Sin embargo, habiendo pactado ya PNV y Coalición Canaria copiosas partidas en los presupuestos para País Vasco y Canarias, sumado a que el PSOE ya ha manifestado que se abstendrá, se antoja algo imposible, pues aun contando con el apoyo de la formación de Pedro Sánchez, las cuentas ya no saldrían.
O dicho de otro modo, la moción de censura no tiene ninguna posibilidad de materializarse, por lo que Rajoy seguirá al frente del Gobierno, quien verá de nuevo como sale victorioso de un problema sin haber movido un dedo.
En todo caso, por las formas en que se ha planteado, parece que la única finalidad de la moción de censura es el 'postureo', una manera de decir "yo soy el bueno, el único al que le asquea la corrupción", para dejar a los demás señalados para el resto de legislatura como "cómplices" del PP y de que Rajoy siga al frente del Gobierno.
De hecho, por el control de los tiempos en que se ha presentado, parecería que el único objetivo de la moción de censura es presentarse Unidos Podemos como adalid de la izquierda, buscando que el PSOE, al no apoyar la misma, quede como un aliado en la sombra del PP para que Rajoy pueda gobernar.
Y es que al PSOE, tras el convulso proceso de primarias que ha vivido, y que aún tiene que celebrar un congreso federal, la moción de censura le viene tremendamente mal, pues apoyarla supone dar un espaldarazo a Pablo Iglesias como líder de la izquierda poniéndole en bandeja el sorpasso, y abstenerse o rechazarla se leerá en términos de que están sosteniendo a Rajoy.
Es cierto que desde Unidos Podemos le lanzaron a Pedro Sánchez el guante de que si él presentaba su propia moción, ellos retirarían la suya, pero no deja de ser un dardo envenenado, pues si Sánchez apoyase la moción o presentase una propia junto a Podemos, no haría sino encender los ánimos del sector susanista del PSOE, que es casi la mitad del partido, y que podría desembocar en que su formación se acabase partiendo en dos. Y es que ahora mismo Sánchez bastante tiene con intentar pacificar el PSOE y que llegue entero al Congreso Federal.
En definitiva, la moción de censura pasará como una mera anécdota de esta legislatura, y para lo único que servirá, a priori, será para que Podemos tenga un argumento para responder al PSOE cuando le acuse de que Rajoy no seguiría en Moncloa si hubiesen apoyado la investidura de Pedro Sánchez. Fuera de eso, también le servirá para que se visualice a Irene Montero como nueva portavoz del grupo parlamentario y, de este modo, publicitarse tanto ella como su formación como los defensores de la España anti-corrupción.
Por lo demás, quizá lo más interesante sea ver cómo se va a defender Rajoy de las acusaciones que le lancen, y si fruto de ello nos obsequiará con perlas del tipo "todo es mentira salvo alguna cosa", "la segunda ya tal" o "nosotros lo que hemos hecho ha sido engañar a los españoles".