Ayer por la mañana nos despertamos con la importante noticia (a tenor la cobertura que ha tenido a nivel nacional, tanto en prensa escrita como en televisión), de que se retirarán los cuchillos de las terrazas de Salamanca para evitar ataques terroristas.
Por lo visto, la policía va a controlar que los hosteleros no monten los cubiertos, ni las copas, ni los ceniceros, ni las vajillas, en las mesas de las terrazas hasta que estén sentados los comensales. Por mi parte, yo se lo agradezco mucho, pero no por la seguridad, sino porque siempre me ha resultado poco agradable pasear por la Rúa a cualquier hora del día, como si estuviese atravesando el gran comedor de un hotel inmenso. Esta medida, sin duda, hará mis paseos más agradables.
Pero pretender que esto va a servir para protegernos de un posible ataque, es tomarnos por más tontos de lo que se nos toma habitualmente. Que yo sepa, en los últimos ataques, los terroristas se han venido con los cuchillos puestos de casa, de hecho, creo que los de Londres, eran cuchillos de cocina. Y si no, si al terrorista o al simple malhechor se le cruza el cable en mitad de su camino, puede adquirir uno a su medida y perfectamente afilado en cualquiera de la multitud de tiendas, incluidas cuchillerías, que abundan en esa zona.
Va a ser que no es esa la razón.
Ni la seguridad en general, tampoco. Si de verdad les importara nuestra seguridad, no permitirían que las terrazas impidan el paso, no ya a los viandantes, que también, sino a ambulancias, bomberos e incluso a sus propios coches de policía. No, nuestra seguridad les importa un bledo.
¿Entonces? ¿A qué viene esta medida?
¿No tendrá algo que ver con el pleno extraordinario de esta tarde, en el que el Alcalde, que es de todos conocido que es íntimo amigo del Jefe de la Policía Local, tiene que informar por qué su nombre aparece en el caso Lezo, a raíz de unos contratos públicos dados a dedo, como es su costumbre, a la empresa "Los Pollitos", presumiblemente para blanquear dinero?
¿Saldremos de la duda esta tarde?
Ojalá