OPINIóN
Actualizado 16/05/2017
Redacción

Durante su larga etapa como consejera de Hacienda (2003-2015), Pilar del Olmo nunca estuvo al tanto de lo ocurrido en torno al alquiler y posterior adquisición de la "Perla Negra", el edificio de la Consejería de Economía, cuyo presunto sobrecoste, estimado en unos 30 millones de euros, está siendo investigado por un Juzgado de Valladolid a raíz de una denuncia dela Fiscalía Anticorrupción.

Citada ayer en calidad de testigo, en su declaración por videoconferencia desde su despacho Del Olmo se limitó a reconocer que en su día delegó esa competencia en la consejería de Economía, de la que era titular,Tomás Villanueva. Ello se plasmó en una encomienda de gestión tramitada entre los secretarios generales de ambas consejerías, a partir de la cual la consejera de Hacienda no volvió a saber nada del asunto. Por no enterarse, ni siquiera supo que el entonces secretario de Economía, el inevitable Rafael Delgado, desvió a su vez la gestión a la empresa pública Gesturcal, a cuyo Consejo de Administración pertenecían dos altos cargos de la consejería de Hacienda, a mayor abundamiento ambos investigados en la causa.

Del Olmo aseguró, aparentemente sin pestañear, que jamás volvió a despachar sobre el asunto ni con su secretaria general, Teresa de la Mata, ni con los dos referidos consejeros de Gesturcal, Francisco Javier de Andrés y Antonio Baeta, a lo que sigue manteniendo como altos cargos de la actual consejería de Economía y Hacienda. Puesta a no enterarse, ni siquiera sabía que en su día firmó la contratación de las dos tasaciones independientes encargadas que valoraron el edificio en 39 y 41,7 millones de euros, lejos de los más de 70 que terminó pagando la Junta.

La consejera tampoco habló nunca del asunto con el presidente de la Junta, ni siquiera después de que Pablo Trillo, antiguo consejero de Gesturcal, pusiera en conocimiento de Juan Vicente Herrera los "disparatados" precios que se pretendían pagar -y finalmente se pagaron- por el edificio.

Parafraseando a Cristina Cifuentes, si no fuera porque declaraba en condición de testigo, lo que conlleva la obligación de decir verdad, cualquier seguidor de la tesis de James Whitcomb sobre el pato llegaría a la engañosa conclusión que ayer Del Olmo se hizo completamente la rubia?

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