Cada día se incorporan a nuestra vida, personas conocidas, familiares y amigos que padecen una enfermedad crónica, un proceso cardiovascular, un cáncer, diabetes o una enfermedad degenerativa. Al conocer esta desdicha, en primer lugar, nos hace tomar consciencia de nuestra vulnerabilidad ante la enfermedad y, en segundo lugar, quisiéramos que la Medicina y el Sistema Sanitario funcionasen como una maquinaria engrasada y diese una solución rápida y eficaz para la enfermedad, los pacientes y sus familiares. Sin embargo, la vida nos enseña que pese a los grandes avances que ha alcanzado la Ciencia Biomédica y Medicina en relación con el diagnóstico, el tratamiento y el proceso asistencial de la mayor parte de las enfermedades crónicas, las mayores posibilidades de ganar en Salud es evitando la aparición de estos trastornos con la prevención y la Medicina preventiva.
La pregunta que nos debemos hacer es ¿qué se puede hacer para evitar las enfermedades?. La respuesta no es sencilla porque la mayor parte de las enfermedades son causadas por múltiples factores o concausas. Controlar a todos los factores de riesgo es difícil y complejo; pero la buena noticia es que los factores más determinantes asociados a las enfermedades dependen del estilo de vida. Es decir, lo hábitos y comportamientos que diariamente llevamos a cabo. Lo que hacemos y la forma en que afrontamos los retos de las vida diaria-. Es decir, el estilo de vida de cada individuo se debe a la interacción entre la predisposición individual y el entorno familiar, educativo, laboral y social. Debo dejar claro y explicito que los factores genéticos aunque atraen prioritariamente a la población su influencia en las enfermedades es mínima frente al ambiente. No más de entre el 3-5% de las enfermedades tienen un origen causal genético. Hoy se quiere dar la idea de que todo proceso patológico es genético, cuando lo que existe es predisposición y/o polimorfismos que hacen más susceptible a los individuaos.
Las principales causas de muerte en España y las principales causas de muerte prematura, antes de los 65 años, tienen como etiología determinante al estilo de vida. Las evidencias muestran que la expectativa de vida ha mejorado significativamente por la mejora en las políticas de Salud Pública muchas de ellas basadas en mejoras de estilo de vida y, la forma en que hemos adaptado nuestra vida a las enfermedades más incidentes y frecuentes en las décadas pasadas.
Si se concibe al medio ambiente como el elemento determinante del estilo de vida, lo que procede es cambiar las normas, la cultura y, por supuesto, los comportamientos de los individuos a través de la Educación para la Salud. En este sentido es fundamental la familia como núcleo social básico para incorporar hábitos saludables, como comer adecuadamente, hacer ejercicio físico y evitar los tóxicos ambientales como el tabaco, el alcohol, las drogas ilegales y el estrés. Además, con independencia del medio ambiente, hay que formar y capacitar a los individuos para que tomen decisiones libres y saludables ante información suficiente, adecuada y contratada.
Por tanto, en mi opinión, investigar las causas de los comportamientos de los individuos para promocionar un estilo de vida saludable es difícil en la actual dinámica de financiación de los proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I); pero sin ningún género de dudas, se trata de lo prioritario si se quiere seguir avanzando en prevención y, en Salud Pública.
JAMCA