Juan Antonio Garzón, ganadero y aficionado, que recientemente había celebrado los cien años de edad y fue una de las personas más influyentes en la carrera de Santiago Martín 'El Viti', del que estuvo siempre cerca, ha fallecido esta madrugada en su domicilio de Vitigudino. Garzón con el tiempo emparentaría con Santiago tras casarse con Paca, hermana del maestro.
Fue un excelente aficionado, con una idea cabal y ortodoxa del toreo, que trazó los pilares -junto a Manuel Francisco Garzón, su padre- para que Santiago Martín fuera tan colosal torero. Desde el primer día puso su ganadería de Pozos de Hinojo a disposición para formarse en ella quien fue tan grandioso maestro. Preocupado hasta el último día de lo que ocurría alrededor de la Fiesta siempre hizo gala de esa prudencia y espíritu charro, con aplomo y llamando a las cosas por su nombre. Con él se va un excepcional aficionado y un hombre de campo que conocía como nadie los misterios y secretos de la agricultura y ganadería.
Siempre estuvo pendiente de la carrera de El Viti y recordaba con prodigiosa memoria desde que toreó la primera becerra en su ganadería hasta que mató el último toro en la feria de Valladolid de 1979. A él y en agradecimiento a tanto como le enseñó le brindó Santiago Martín el último novillo que mató en su carrera. Fue en Valencia en la víspera de la alternativa ?después el del doctorado lo brindaría a Manuel Francisco Garzón-.
Hace varios años la Asociación Cultural Taurina Vitigudinense le tributó un gran homenaje con la presencia de cientos de aficionados y el respaldo de los toreros de La Gudina en un acto memorable donde rememoró diferentes pasajes de su vida.
Vayan estas líneas de recuerdo a un charro ligrimo que se ha ido y como recuerdo a él dejo esta curiosa anécdota rescatada del libro 'El Viti, la leyenda':
Con Antonio de Jesús torea una tarde en Vitigudino gracias a un grupo de aficionados que organizan una novillada haciéndose cada uno de ellos cargo de un número de acciones. Se lidian reses de Diniosio Rodríguez, de Villavieja de Yeltes y Santiago protagoniza una tarde desafortunada que mella su ánimo. Lo mella tanto que, a la mañana siguiente, decide ir a Pozo de Hinojo para recoger su muleta, junto a los trastos de torear que guardaba allí y comunicarle a la familia Garzón que dejaba los toros. Al primero que tiene intención de transmitírselo es a Juan Andrés Garzón, la persona que tanto vela por su carrera y en la que Santiago tiene depositada toda su confianza.
? Juan Andrés quiero hablar contigo y manifestarte que he decidido dejar de torear. Vengo a buscar mis cosas, no me encuentro con fuerzas para continuar.
En ese instante un sorprendido Juan Andrés Garzón deja perder su mirada durante unos segundos y, a continuación, con parsimonia le dice a Santiago Martín.
? No pasa nada, Santiago, súbete al tractor que aquí en esta casa siempre tendrás un puesto de tractorista. Pero piénsatelo bien, que tienes unas condiciones muy buenas para ser un gran torero y por una tarde poco afortunada no te puedes venir bajo y desanimarte.
Santiago debe pensarlo detenidamente en su intimidad, sobre todo después de que se enterase don Manuel Francisco Garzón de la decisión que pensaba tomar, por lo que habla con él para darle ánimos, motivándole para que fuera capaz de superar las dificultades y la dureza que se presenta en la profesión. Tras escuchar la sabias palabras da la familia Garzón, que siempre hizo una piña alrededor de Santiago, desde luego que acierta en su decisión tomada. Porque tras ese varapalo sufrido ante sus paisanos de Vitigudino decide seguir su camino torero y, felizmente, dejar en la cuneta la propuesta de convertirse en tractorista.