Maurice Martenot (1898-1980), ingeniero francés además de intérprete y compositor, no consideraba la enseñanza musical como un fin en sí mismo, ni la adquisición de conocimientos como una prioridad. Para él la educación musical es parte esencial para el desarrollo integral de la persona.
Martenot enumeró una serie de principios en los que sustenta su método, entre los cuales se encuentran: la música como liberadora de energía, la importancia del ambiente musical en el que se desarrolla la educación (actitud y personalidad del maestro), el silencio (que debe ser tanto interior como exterior) y la alternancia entre la actividad y la relajación.
Martenot parte de lo vivido a través de una iniciación musical que pretende despertar la musicalidad de la persona. En esta etapa el ritmo, la melodía y la armonía se trabajan de forma separada mediante juegos y propuestas musicales lúdicas. Una vez superada esta etapa se pasa a estudiar solfeo a través del cual se adquieren los conocimientos y los medios para poder expresarse, interpretar, improvisar y componer.
En la educación musical promovida por Martenot se trabaja: el sentido rítmico, la relajación, el desarrollo auditivo, la entonación, el solfeo, la armonía y el transporte.
Esta metodología no ha tenido tanta difusión internacional como el resto de las grandes metodologías que hemos visto en esta serie de artículos, pero realmente en los conservatorios y escuelas de música españolas es una de las más utilizadas. Quizá el aspecto más valorado de este método ha sido el de la relajación ya que ha servido de inspiración a diversas técnicas para la relajación tanto de instrumentistas como de los propios profesores de los alumnos más pequeños.