LAS VILLAS
Actualizado 03/05/2017
Feli Blanco

Historia de la capilla anexa al cementerio de Babilafuente

Estas piedras tienen su representación en la pequeña capilla anexa al cementerio del pueblo. Únicamente se accede a ella desde el exterior y es de propiedad privada.

Hay que remontarse a la segunda mitad del siglo XIX, en concreto, a 1857 y 30 de agosto, fecha en la que se gesta su origen. Por esta época y siendo cura párroco, del pueblo, D. Rafael Herrero, recibe a D. Andrés Palomero Noreña, vecino de esta villa, en nombre y representación de Dª Leonor Ruano de Ávila, vecina de Peñaranda de Bracamonte, con la propuesta de construir una capilla.

Dª Leonor tenía proyectado, previa autorización civil y eclesiástica exhumar los restos de su esposo, D. Eustaquio de Ávila, de quién se sabe que falleció en Riolobos, el 17 de octubre de 1855, del "cólera morbo asiático", según certificó el médico titular de Cantalpino, de su padre, D. Manuel Ruano y de sus dos hermanos, enterrados en el cementerio nuevo los dos primeros y en el antiguo los últimos, y trasladarlos a un nuevo enterramiento. La capilla con sus respectivos depósitos sería el lugar elegido.

El situar la capilla en terreno del cementerio nuevo, conllevaba, según su propuesta, añadir a este, de su cuenta y costa, por el lado Norte, otro terreno de mayor extensión que el que le cedieran a ella. Además construiría una nueva portada de piedra que mejoraría el cementerio.

Aprobada la propuesta tanto por el Ayuntamiento como por la autoridad eclesiástica local, se demarcó el terreno añadido al cementerio, resultando una superficie de 206 varas cuadradas. La superficie destinada a la capilla fue de 42 varas cuadradas, lindando por el Este y Norte con el cementerio, al Sur con tierra de los señores Clairac, vecinos de Salamanca y al Oeste con el camino del caño.

Después de que dos obreros realizaran una excavación, el cura párroco, colocó la primera piedra del cimiento, en el ángulo que mira al NE, la que señaló con una pequeña cruz, quedando desde este día propiedad del cementerio. Propiedad de Dª Leonor Ruano de Ávila y sus sucesores, "por siempre jamás", el sitio que en el cementerio queda deslindado y la capilla que se construya, siendo de su cuenta y cuidado el culto que en ella hubiese, pero siempre bajo la dirección del párroco, en "cuya inteligencia firma el interesado y párroco el acta". Fueron testigos D. Santos Bretón Noreña, alcalde constitucional de esta villa y D. Andrés Manjón González procurador síndico de la misma.

Con la aprobación del Ilmo. Sr. Obispo, D. Anastasio Rodrigo, quedó firmada, definitivamente, la propuesta, en Salamanca el día 10 de Agosto de 1858.

El día 18 de octubre de 1858, se bendijo y celebró la primera misa en la capilla.

El día 22 de mayo de 1896, se dio sepultura en ella, al cadáver de Dª Leonor, quien falleció en Valladolid el 19 según documentos judiciales. En 1904 fue enterrado su hijo Francisco, a la edad de cincuenta y ocho años.

Los cuidados de limpieza y adecentamiento, durante los últimos años, los realizaron una familia del pueblo. Hoy día sus puertas permanecen, casi siempre, cerradas.

Feli Blanco

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