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OPINIóN
Actualizado 02/05/2017
Redacción

Salamanca se encuentra ante un hecho grave, gravísimo, la mina de uranio que la empresa Berkeley pretende explotar a cielo abierto en nuestra provincia, concretamente en el término municipal de Retortillo.

No es el momento de discernir si la energía nuclear es buena o mala, ya que se ha demostrado lo peligrosa que es, y el uranio que se saque de Retortillo irá a parar a centrales nucleares, bien para producir energía eléctrica, o lo que es peor y nos tememos, para armamento nuclear.

Conocemos las consecuencias de los desastres nucleares en centrales como la de Three Mile Island, en el río Susquehanna cerca de Harrisburg (Estado de Pensilvania, USA) el 28 de marzo de 1979. Ese día el reactor TMI-2 sufrió una fusión parcial del núcleo del reactor.

Otro caso es el ocurrido en Chernóbil, (Ucrania) o en Fukusima I, (Japón) donde Greenpeace apoyada en estudios independientes sostiene que existió y existe un aumento claro en los casos de cáncer y leucemia sobre la zona cercana a las centrales.

Bien, pues es aquí y ahora donde se pretende sacar uranio, con las graves consecuencias para ganaderos, agricultores y casas rurales de la zona, un balneario centenario con 70 empleos directos, una empresa de pienso con decenas de empleos, así como una industria cárnica, alimenticia y vinícola, con cientos de empleos, que corren un grave peligro por la apertura de la mina de uranio de Retortillo y su complejo nuclear.

Desde Berkeley se está vendiendo la creación de 2.500 empleos en 10 años, algo difícil de creer, pero a costa de la pérdida de muchos más con la consiguiente despoblación de la zona.

Salamanca es una provincia en la que hemos de dar una oportunidad a nuestros jóvenes, apostando por industrias sostenibles que generen trabajo para varias generaciones, una industria limpia, que respete el ecosistema rural y que atraiga al turismo, con una apuesta clara por las energías renovables, no es entendible que por este gobierno se le haya puesto un impuesto a la energía solar, que es sana y gratis.

Es de una tristeza enorme ver como se están talando encinas centenarias, ya van arrancadas más de 2.000, y según nos dicen serán entre 9 y 10.000, aunque es muy posible que puedan alcanzarse las 20.000, ya que el perímetro de la zona minera anda alrededor de los 20 km.

Otra cosa penosa es la rotura de familias en Retortillo, entre los que están a favor y los que están en contra de la mina, algo lamentable, doloroso y de difícil solución.

Ahora somos los salmantinos, los que hemos de tomar conciencia de los que se nos viene encima, de la gravedad de estos hechos, de cómo es posible que desde la Junta de Castilla y León se autoricen semejantes salvajadas.

Andrés Barés Calama

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