Los vecinos de Las Villas han respaldado la XXVII Marcha de la Solidaridad de la ONG Acción Verapaz a pesar de la lluvia y el intenso viento que ha azotado a lo largo de todo el recorrido
Más de un cuarto de siglo por los caminos de la solidaridad. El mal tiempo ha movilizado a las gentes de la comarca de Las Villas para participar en la XVII Marcha de la Solidaridad a favor de los más desfavorecidos, de la mano de los Dominicos y la ONG Acción Verapaz. Una bonita jornada de encuentro y convivencia entre los pueblos, solidaridad y disfrute de la naturaleza.
Las inclemencias del tiempo no han impedido que un grupo de vecinos de Las Villas se haya sumado a la vigesimoséptima Marcha de la Solidaridad organizada por la ONG Acción Verapaz en la mañana de este domingo. El espíritu solidario les ha llevado a enfundarse el chubasquero y recorrer los 15 kilómetros que componen la marcha para colaborar con los proyectos emprendidos este año por Acción Verapaz.
Varios vecinos de Babilafuente comenzaban puntualmente a las 10 de la mañana a andar en dirección a Villoruela, donde se ha sumado gente de esta localidad, además de Arabayona y Cantalpino. A continuación, han atravesado Villoria, tras lo que han sido sorprendidos por una intensa lluvia que ha llevado a algunos villorejos a tomar el camino de vuelta. Tras pasar por Moríñigo, han llegado a Babilafuente para la lectura del manifiesto, que este año ha corrido a cargo de la periodista Cecilia Hernández (en texto y vídeo debajo de la crónica). La lectura del comunicado se ha llevado a cabo en el interior de la iglesia, en vez de leerlo desde el balcón del ayuntamiento como en las demás ediciones.
La jornada solidaria ha incluido comidas en cada localidad. Vecinos de Villoria y Villoruela han degustado una rica paella, mientras que los de Babilafuente han comido un bocadillo. Estas actividades se suman a las organizadas por Acción Verapaz en semanas anteriores, que han incluido mercadillos y Operación Bocata en los colegios.
Reportaje gráfico (Vídeo y fotos): Víctor Sánchez
Manifiesto de la XXVII Marcha de la Solidaridad, por Cecilia Hernández
Recuerdo cuando, siendo yo una niña, se puso 'de moda' la palabra solidaridad. Incluso protagonizó varias de las canciones de un festival que, por aquellos lejanos ya años, se celebraba en mi colegio. Y es que esto va a así, por modas. Es una pena, pero al mismo tiempo es necesario. Esas modas se convierten en convicciones sociales, popularmente aceptadas. Hay que ser solidario es algo que todos tenemos claro, aunque de tanto decirlo, quede vacío de contenido, de trasfondo, de verdad.
Hay que ser solidario. Una frase sencilla que encierra un universo muy difícil de abarcar. ¿Con quiénes?¿Cómo? ¿De qué modo? Aquí aparecen las excusas, los no sé, los si supiera que les llegaba...Frases que todos hemos oído o dicho alguna vez para escondernos y escudarnos de realidades que nos quedan lejanas pero que no por eso dejan de existir. Realidades que abruman como la que constituye el objetivo del proyecto que apoya la campaña solidaria de este año: ayudar a las familias haitianas deportadas desde República Dominicana que lo han perdido todo. Ayudarlas a salir adelante y a construir nuevas vidas, desde cero, desde una situación que no podemos imaginarnos en nuestra cómoda vida de europeos del siglo XXI.
Por eso, el inicio del concepto de solidaridad implica también perspectiva. La perspectiva de sabernos y sentirnos privilegiados en un mundo lleno de calamidades, penas, guerras e injusticias. Comprender que pertenecemos a esa minúscula parte de la población mundial que, ahora mismo, es una privilegiada. Y dar gracias por ello, y utilizar esta ventaja para luchar por un mundo mejor.
Porque aunque pueda parecer que nuestra labor es pequeña o insignificante en el mar de desgracias que es la Tierra, habremos dejado testimonio, huella y mensaje para las generaciones venideras. Habremos sido ejemplo y legado, como lo habéis sido y sois, vosotros, los pueblos de Las Villas con vuestra campaña solidaria que desarrolláis desde hace 27 años. En estos tiempos difíciles para el mundo rural, o más difíciles aún, os aliento a continuar, a seguir la senda marcada por el añorado Bernardo, por Quintín, Luis y Pedro, y todos sus compañeros, y todos los que en estos años habéis ayudado y colaborado en dar una lección de implicación y de comunidad. No desfallezcáis, seguid adelante, seguid peleando por un mundo mejor y creed siempre en vosotros, en vuestra labor y en que sois el mejor de los significados posibles de la palabra solidaridad. Gracias.