OPINIóN
Actualizado 18/04/2017
Redacción

Ya era hora. Los salmantinos, la ciudad y la provincia lo necesitan. Es el momento de que alguien empiece a barrer para casa. Sí. Barrer para una tierra lastrada por la despoblación y con menos oportunidades que otras. Y además se puede, porque hay personas que saben cómo hacerlo, respetando equilibrios, pero se puede. Y tienen nombres. Y al frente está un salmantino. Alfonso Fernández Mañueco manda pese a algunas fuerzas orgánicas del PP y todo un poderoso aparato de poder y así lo volvió a demostrar este 1 de abril siendo elegido presidente de Castilla y León con el 91% de los 1.108 votos emitidos por los compromisarios que participaron en el XIII Congreso Autonómico que se celebró en la capital vallisoletana. El salmantino es ya el cuarto presidente regional del PP tras José María Aznar, Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera.

Lo que ocurrió el pasado 17 de abril en el proceso de primarias que este pasado sábado se ratificó en Valladolid ante más de mil almas y la palmada en la espalda del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es algo que Mañueco llevaba esperando 17 años, fruto de un camino en el que ha puesto todo su empeño desde el compromiso con unos valores y una tierra.

Ganó en contra de los intereses de buena parte del Gobierno de la Junta que aunque no se quiera reconocer como tal, se ha dividido profundamente para romper la prudente neutralidad a la que la estructura de poder del Ejecutivo autonómico nos tenían acostumbrados. Hay que ser claros, los salmantinos queremos que Mañueco barra para casa, para Salamanca y el resto de provincias de la región obviando todos esos roces internos y a base de talante y disposición curar heridas. El alcalde y ya actual presidente del PP de Castilla y León está obligado a aunar voluntades y pelear por una tierra con graves problemas, con una alta tasa de paro, poca riqueza industrial y un tanto derrotista.

El dirigente salmantino tiene que aprovechar sus excelentes relaciones con el PP nacional para impulsar el desarrollo a una Comunidad que sufre, que se desangra y que ve cada día como sus jóvenes tienen que salir. Solo en Salamanca, más de 20.000 jóvenes han tenido que abandonar la ciudad en los últimos 5 años. Ojalá Alfonso tenga a esta provincia como permanente prioridad y trabaje desde una reivindicación seria y responsable. Él mismo en su discurso recordó cómo empezó, pegando carteles en Nuevas Generaciones haciendo un guiño al trabajo que desempeñan los afiliados en el partido.

Los jóvenes son/somos el motor, el futuro, y debemos ser también una prioridad en una comunidad donde el 23% de los habitantes supera los 65 años. El presidente del PP debe enfrentarse a la necesidad de reinsertar en el mercado de trabajo a una generación que, desgraciadamente, sí corre el riesgo de ser una generación perdida. En sus palabras, Alfonso se comprometió a continuar la labor de Herrera "para contribuir a potenciar desde Castilla y León la nación española y su crecimiento dentro de Europa".

Empieza la era Mañueco, una nueva etapa con estilo diferente a lo anterior, con más sintonía con Génova y con esperanza para pensar que algo mejor está por venir. Así sea.

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