LUMBRALES | Las familias Arroyo Arroyo, Santiago Arroyo y Santiago Sánchez fueron los encargados de desclavar al Crucificado antes del Santo Entierro
Cientos de fieles llenaron la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción para asistir este Viernes Santo al Descendimiento de Cristo en la Cruz, un acto que protagonizan desde hace varios años las familias Arroyo Arroyo, Santiago Arroyo y Santiago Sánchez, en calidad de mayordomos. Este es uno de los escasos ritos de la Semana Santa en la provincia que permanece inalterable desde hace siglos, por lo que está considerado de interés turístico provincial.
En esta ocasión, el sermón anterior al Descendimiento estaba oficiado por don Carlos, sacerdote llegado de tierras peruanas y que realiza el doctorado en el convento de las Madres Agustinas de San Felices de los Gallegos.
Así, a medida que el sacerdote pronunciaba cada uno de los símbolos de Jesús en la cruz, los mayordomos retiraban el INRI, liberaban al Crucificado de la corona de espinas y procedían a extraerle los clavos de manos y pies. Los brazos articulados del Cristo comenzaban entonces a descender mientras su pecho era rodeado por el sudario con el que los mayordomos se sirven para bajar hasta sus brazos la figura de Jesús Yaciente. Frente al altar, en el flanco diestro mostraban su cuerpo a María, la Madre que aguardaba Dolorosa ante la imagen del Hijo de Dios, muerto por los hombres.
Tras ser introducido en el Santo Sepulcro, los fieles acompañaron la procesión con las imágenes del Crucificado, la Virgen de Las Angustias, el Sepulcro y la Dolorosa, por varias calles de la Villa. Una de las singularidades de esta procesión es la entonación de canciones y oraciones por parte de los hombres.
Por otro lado, en la mañana de este Viernes Santo se celebró la procesión del Vía Crucis, acto de gran recogimiento y emoción entre los lumbraleses, por lo que varios cientos de personas se mantuvieron fieles a la cita, participando así en la procesión por su tradicional recorrido.