"Confieso que me sorprendió que me hubieran invitado a venir aquí, hoy". Palabras parecidas a esas las puede pronunciar cualquiera de nosotros. Pero tienen una importancia singular si son de Liliana Cavani. Estaba muy sorprendida de haber sido invitada por el Vaticano para hablar en el congreso mundial sobre la caridad. Era el día 24 de enero de 2006 y acababa de darse a conocer la encíclica "Dios es amor" del papa Benedicto XVI.
Liliana Cavani se refirió a dos de las películas que había dirigido: "Francesco" y "Portero de noche". Según ella lo que más había emocionado al público en dos historias tan diferentes era algo que tenían en común: los cuerpos. Un tema que también aparecía en la encíclica del Papa sobre el amor.
Según Liliana, "la cosa más linda y actual del Evangelio es precisamente el anuncio que Dios es amor. Un anuncio, una revelación, un proyecto que se ha ido empañando con el tiempo". Pero eso lo había entendido bien san Francisco. Le bastaba salir fuera de las murallas de Asís para llegar al Tercer Mundo de aquellos tiempos. El encuentro con el leproso fue como la broma que Dios le jugaba para ver si su amor le llevaba a aceptar un cuerpo tan llagado.
Pero Liliana sorprendió a todos los asistentes al congreso con sus revelaciones personales: "Una de las cosas que siempre me ha impresionado enormemente es la resurrección de los cuerpos y me parece que los griegos de la época de Cristo no lograban entenderla".
Para los griegos, el alma es el verdadero valor de lo humano, mientras que el cue
rpo es como un vestido prestado que podemos abandonar. Para la artista, esta visión se opone frontalmente al mensaje cristiano. Seguramente Francisco de Asís no conocía a Platón. Pero "por don o por instinto comprendió el sentido auténtico de la corporeidad".
Venida de una familia totalmente laica, la artista ha llegado a descubrir esta vinculación entre el cuerpo, el amor y la vida sin fronteras: "Creo que este fue el punto crítico del escándalo del Evangelio: la resurrección de los cuerpos. Este es un mensaje de un valor y de una belleza sobrecogedores".
Para Liliana, lo lamentable es que la cultura cristiana se haya helenizado con el tiempo. Se ha olvidado que el núcleo del cristianismo es precisamente la fe en la resurrección. No es extraño que con frecuencia se pierda el sentido de la vida.
"Es preciso creer que la vida, tu vida, tiene un sentido. Porque si no crees que tu vida tiene un sentido, mejor desperdiciarla. Es preciso creer que has sido elegido, deseado, amado, que hay un proyecto para ti: que eres importante, que eres hijo amado. Tu vida es una película importantísima".
Y de películas sabe mucho Liliana Cavani. Pero también sabe del amor y de esa fe en la resurrección que es la respuesta cabal a la fe en el valor del cuerpo humano.
José-Román Flecha Andrés