OPINIóN
Actualizado 13/04/2017
Eusebio Gómez

Era un matrimonio pobre. Ella era bella e hilaba a la puerta de su choza pensando en su marido. El iba cada día al mercado con algunas frutas. A la sombra de un árbol esperaba, con la pipa vacía, para conseguir algún dinero para tabaco.

Se acercaba el aniversario de boda. Ella no tenía dinero para regalar algo a su marido. Pero, se le ocurrió vender su pelo, para comprar tabaco. Así, a cambio de su pelo, consiguió unas monedas para comprar algunas hojas de tabaco.

Al llegar la tarde, regresó el marido. Venía cantando por el camino. Traía en su mano un pequeño envoltorio: eran unos peines para su mujer que acababa de comprar tras vender su vieja pipa?.Abrazados, rieron hasta el amanecer.

Adaptación de un relato popular

La sociedad de consumo nos mete la idea, por todos los sentidos, de que para ser feliz, tanto en la pareja, como de soltero, hay que poseer muchas cosas. Y la felicidad se aplaza, más y más, esperando conseguir la casa soñada, el carro del último modelo, un mejor trabajo?Pero, no; la felicidad completa no llega. Aunque se consiga todo lo añorado, que ya es difícil, sigue un gran vacío y las ansias de tener no se colman con nada. Y todo es simplemente porque se pone la fuerza en el tener y no en el ser. Tendríamos que tener muy en cuenta un pensamiento de Zig Ziglar: "Hasta que usted no sea feliz con lo que es, nunca será feliz con lo que tiene". La felicidad está dentro de cada uno, sólo hace falta abrir los ojos. "El hombre es infeliz porque no sabe que es feliz. Sólo por eso?Quien se dé cuenta de ello será feliz de inmediato, en ese preciso instante" (Dostoievki).

El amor es uno de los factores más importantes para conseguir la felicidad, pues "la vocación de todo hombre y de toda mujer es servir a otras personas" (Tolstoi). Amar es no sólo pensar en el otro, sino dar un poco de uno mismo, "cortarse el pelo", "vender la pipa", gastarse cada día y dar la misma vida. Sabemos que "hay mayor alegría en dar que en recibir" (Hech 20.35). y "la mayor alegría en la vida, es darse a los demás" (M. Teresa de Calcuta).

El darse a los demás es fuente de vida y felicidad. El que trata de ser feliz a solas, de vivir, no consigue nada. Sin embargo, quien no tiene miedo de perder su vida, dando la suya a los otros, es plenamente feliz. "La felicidad está en una sala maravillosa donde todos quieren entrar. Tratan de abrir la puerta hacia dentro, para sí, pero, cuanto más la quieren abrir para sí, la atrancan más, porque la puerta se abre hacia fuera, hacia los demás" (Kierkegaard).

El amor brota de dentro. El amor se debe cuidar como el regalo más precioso. Cuando es verdadero, el tiempo lo madura, lo templa, lo hace "de solera".

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