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OPINIóN
Actualizado 11/04/2017
Redacción

Entramos de lleno en la Semana Santa de La Alberca, vivida siempre con recogimiento.

Es el Jueves Santo, día 13 a las 21 horas, cuando en el atrio de la Iglesia tiene lugar la representación de "La Pasión", protagonizada por el grupo Cateja Teatro (creado por Moisés Serrano en 1975) que moviliza a un nutrido grupo de actores.

Esta representación se realiza por primera vez con gran éxito en 1981, cuyo Calvario fue en las eras chicas, frente a la ermita de San Blas.

Todo comienza con la llegada de Jesús montado en un burro, vitoreado entre ramas de olivos, la Santa cena, el lavado de pies, para ser detenido por los romanos en el huerto de los olivos tras la traición de Judas comprado por los judíos por treinta denarios.

Y acto seguido llevado ante el Gobernador de Judea Poncio Pilatos, para ser azotado y puesto al lado de un peligroso asesino Barrabás, gritándole a Poncio Pilatos, "Suelta a Barrabás y crucifica a Jesús de Nazaret

y acto seguido Poncio Pilatos se lava las manos.

Cuando Jesús con la cruz a cuestas caminaba por las empedradas calles de La Alberca, pareciera la estuvieras viviéndola en el lugar donde sucedió la crucifixión, con la emoción de ver el encuentro con su Madre, y con la Verónica enjugando el rostro de Jesús, la agresividad de los soldados romanos y los gritos de los antores increpándolo.

Y llegando al Calvario ser crucificado junto al bueno y al mal ladrón.

Es muy emocionante ver esta representación en vivo que Cateja Teatro presenta en magistralmente en el atrio de la Iglesia en el Solano Bajero.

Y así pasamos al viernes Santo con la procesión del paso de los azotes, Jesús con la cruz a cuestas tirado por "Juitas", un grotesco soldado romano, para encontrarse con su Madre la Virgen María en la fuente de la "Balsá".

Después se dirige hasta la ermita del Humilladero, donde se recoge el paso de Jesús crucificado.

Ya en la tarde sale el paso de El Santo Entierro, donde es acompañado por su cofradía, formando dos hileras ataviados con sus capas y los hachones encendidos.

Y es el sábado en la noche cuando nos aceramos a la Plaza del Pueblo, para asistir a la Resurrección del Señor, donde con gran silencio y recogimiento es colocada la imagen de la Virgen, cubierta con velo negro y la "Aleluya" (imagen de Jesús resucitado) para esperar las doce campanadas del reloj y que al termino de ellas, se retira el velo negro a la Virgen poniéndole su corona y se realiza el encuentro en mitad de la Plaza, con sones de esquilas, de tamboril y gaita, y las campanas al vuelo, para en procesión ir entre olor a incienso hasta la Iglesia.

Para al día siguiente esperar la subida del pendón cogido por las mujeres albercanas a las topas portuguesas del Prior de Ocrato de Lisboa, subiéndolo a caballo los quintos para ser colocado en la espadaña de la ermita de San Blas, donde se celebra esta fiesta con el reparto de vino y hornazo con gran regocijo y poder bailas unos "picaos" o "fandangos" en esta hermosa romería, siendo bajado dicho pendón desde la era hasta el Ayuntamiento por una mujer casada.

Andrés Barés Calama

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