OPINIóN
Actualizado 07/04/2017
María Fuentes (Fotografías: Pablo de la Peña)

Empezamos la vida mal, muy mal: "Mira como coge la teta el niño, que bien se porta el niño, como ha cogido peso el niño... Desde el primer momento nos cuelgan unas medallas que no son nuestras, la teta nos la ponen en la boca, ni tan siquiera nos molestamos, como los demás animales en buscarla, nos miman, acunan y cuidan para que nuestro comportamiento sea maravilloso, cogemos el peso que nos da la naturaleza y el que quitamos a nuestra madre natural. o a nuestra madre " blevit".

Nos sobrevaloran desde antes de tener el concepto. Y después, que difícil es revertirlo.

Hoy en día todo el mundo habla de la autoestima, de quererse a uno mismo, de mirarse al espejo, lanzándose besos y recordándose uno mismo que "tu vales mucho ". Tener la autoestima en su sitio parece ser una responsabilidad individual si nos atenemos a lo que leemos ¿pero es realmente así o forma parte de la interacción humana...

A cada uno de nosotros nos gusta sentirnos valorados, por nuestro entorno más próximo, en nuestro ámbito laboral incluso con nuestros amigos virtuales ( aquí es un baño de champán). Nos gusta que nuestro esfuerzo, o el que creemos haber hecho se valore , sea recompensado con la aprobación y la satisfacción de quien lo recibe.

Pero, ¿nos hemos preguntado alguna vez como valoramos nosotros a los demás ?

Cuando aprendimos a convivir con ese hambre de aprecio y valoración apareció la psicología de salón, los libros de autoayuda e Internet y todo se derrumbó volvimos a lo fácil, a la masturbación animico-mental.

Partiendo de la base que para querer a los demás, primero hay que quererse a uno mismo, que para valorar a los demás antes hay que saber valorarnos, con lo que ello conlleva, sino caeríamos en la sobrevaloracion, tenemos una conclusión definitiva:

"Hacer las cosas bien hechas nos da el poder de seguir haciendo grandes cosas."

Si valoras tu trabajo entenderás el esfuerzo y sacrificio que este conlleva, y será mucho más fácil poder valorar a los demás. Los demás, aunque no lo parezca, también necesitamos palmadas en la espalda y valoraciones añadidas.

Decía Voltaire que la mejor manera para hacer que la gente hable bien de ti es hacerlo muy bien. Yo he intentado seguir sus indicaciones , aunque más muchas que pocas se me crucen los voltios y se genere el efecto contrario, sobre todo cuando veo tanto onanismo laboral e incluso social.

Muchos aún valoran el trabajo dependiendo del sudor o el cansancio físico que le acarree, se olvidan del más importante : el cansancio generado para producir el anteriormente descrito, y este solo da dolores de cabeza. Solo se valora el producto tangible y no las ideas, la creatividad, la dedicación que conllevó ello.

Es fácil acostumbrarse a tener lo que uno necesita sin tener que salir a buscarlo. Tener hambre con dinero en el bolsillo o con el frigorífico lleno, no es hambre ¡es vagancia!.

La autoestima es un poco como el alimento, todos la necesitamos pero no siempre llega cuando se siente el aguijón de la necesidad.

¡Disfruten del viernes, y del sábado y del domingo y de todo...! Buen fin de semana, buena vida y Valoradlo, que los lunes están a la vuelta de la esquina!

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