Presentación de ‘No resignación’ en el Teatro Liceo
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OPINIóN
Actualizado 04/04/2017
Redacción

Alencart acerca los versos de tres poetas españoles y otro de México, incluidos en No Resignación, una antología de referencia a favor de la mujer

Todos los días merecen ser el día contra la violencia hacia la mujer. Por ello extraigo, de la antología 'No Resignación' (Ayuntamiento de Salamanca, 2016), los poemas de cuatro autores que fueron incluidos en dicha obra de referencia internacional, pues contiene textos de 136 poetas de los cinco continentes.

Helena Villar Janeiro y Xesus Rabade en el balcón del Ayuntamiento Salmantino

XESÚS RÁBADE PAREDES

(España)

INSUMISAS

Detente en el camino. Hallarás huellas

latentes del dolor de tantos años.

Verás pasar la vida

desde toda la angustia de las madres,

herencia esclava contada por milenios.

En los rostros rosados de las niñas,

inocencia que anuncia la tristeza en sus ojos,

asumirás el llanto que alivie su amargura.

Sublévate por ellas.

Te detendrás. Oirás en tu andadura que prende tantos pasos

ansias de amor sedientas que solo hallan dolores:

fósil, calcio enterrado que acaricias y besas

tratando de abolir tanto desprecio.

Ayuda a levantarlas, a alimentar su ira

contra falsos inciensos de poetas y flores,

narcótico tal vez,

nunca consuelo.

Harás recuento. Les darás nombre a todas, sangre atávica

que incendia el corazón. Late y rebélate

contra toda tutela bajo todos los amos,

bajo todos los machos subyugadas. Ellas, piden permiso

para ponerse en pie,

perdón acaso por haber nacido.

Álzalas en la tierra, verdadera legión que te precede,

diosas progenitoras, seno y templo.

Llámalas por sus nombres: Olga, Alicia, Dolores, Amandina?,

ruinas en el camino.

Saluda en comunión

a las hijas rebeldes, indomables al hierro,

señoras dueñas, conciencia emancipada.

MIGUEL AGUILAR CARRILLO

(México)

PARÁBOLA DEL LEÓN Y EL ARROGANTE

Quien acecha conoce la presa | El león
esparce su terror sobre la captura más débil
En ella atesora su carnada | El rebaño
olvidará el suceso aunque observen las fauces del verdugo
probar y desgarrar la hembra

El felino está seguro de que su acto no trascenderá
continuará atacando a las hembras de pelaje fino
al igual que el arrogante | llamarlo Hombre es una falacia
ante la mujer vulnerable

Sabe que tiene ventaja, sus fauces aprisionan
cuando la carne es segura: la carne de la joven

Del león emergen las garras por instinto,
por su naturaleza | El arrogante imita al león en sus pesquisas
pero no es alimento lo que busca | Busca saciar lo que le baila
entre las piernas para ser reconocido

El león destroza por el hambre | El arrogante no bebe sangre
bebe su orgullo | El león acepta su destino
El arrogante se enorgullece después de perpetrado el crimen

No acepta el espanto de no ser Hombre
Presumirá
coreado por su jauría
con la copa de aguardiente entre sus garras


Marzo de 2016

JORGE DE ARCO

(España)

YA NO

Ya no más golpes,

ya no más odio

ni sediento rencor.


Cerrada está mi puerta,

si abierta a la esperanza

de cada amanecer,

de cada ensueño.

Ya no estás, ni estarás,

tambaleándote,

y buscándome, a tientas,

entre las sábanas

que un día fueron

cántico dulce, atlas del amor.

Ya no tendrás que oír a nuestra hija

preguntar, ¿por qué lloras,

mamá?,

Ni tendrás que comprarle

golosinas que alivien tus mentiras,

tus cobardes promesas.

Ya no, ya nunca, ya

para siempre tan lejos de nosotras,

curándonos a solas las heridas.

En paz, ya tan felices.

Ya tan solos de ti.

JOSÉ PULIDO MATAS

(España)

HIMNO EN EL CHICO

(A quienes se niegan a callar)

Como un himno en el silencio, se alzan los carteles,

nombran a todas las mujeres asesinadas

en este último mes y la fecha de su muerte.

No son las flores depositadas en sus tumbas,

levantan el muro de un lienzo en el que escriben

quienes no se resignan al círculo cerrado

y regresa el último jueves de cada mes,

memoriosas golondrinas, cometas puntuales,

para negar la humillante paz del cementerio.

La indignación no aguanta más, de tan cansada,

pero nadie debe quedar atrás, ser olvidado,

y es su voz la de quien grita en el desierto

para que sea escuchada esta última ocasión

que la víctima nos da para salvarnos, antes

que nos deje de ofender la indiferencia, y que

por ella se conmuevan las piedras de la plaza,

que sea su frialdad más humana que la nuestra.

Pedimos que acabe de una vez este monólogo

de quien solo el miedo le hace sentirse a salvo.

Teme a lo que oculto quedó bajo las sábanas,

a la verdad que encierra entre cuatro paredes,

a su lado izquierdo, a su cara oculta. A lo otro

que desea y no comprende por qué es libre.

¡Que acabe este sufrimiento con nombre de mujer,

con cuerpo de mujer, tan perverso que reniega

de esa misma inquietud que un día fue tan dulce.

En nombre del amor, el amor es humillado

y a ella la empuja por las escaleras del silencio.

Perdida la palabra, se ha vuelto invisible,

rehén del golpe, el insulto, el menosprecio

que le arrebatan sus armas de mujer.

Estéril guerra de los sexos en que solo uno pone

el amor, el dolor y hasta la culpa. El otro

se condena a la crueldad de una fiera asustada.

(El último jueves de cada mes, en la plaza del Chico, en Ávila, un grupo de personas se concentran y muestran carteles con los nombres de las mujeres víctimas de violencia de género y el día de su muerte. Llevan años haciéndolo y nunca han faltado a su cita. La tenacidad en su denuncia es el verdadero poema).

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