Lo pongo con minúscula, porque desde el punto de vista litúrgico católico es la quinta semana de Cuaresma. Pero sí que son días de "pasión": han asesinado a una feligresa a puñaladas. De momento no se sabe quién lo hizo ni por qué, aunque se sospecha que es consecuencia de la pasión que viene azotando a muchos desde hace demasiado tiempo: la droga y el narcotráfico. De vez en cuando, el Mal se concentra y acaba con la vida. De una manera o de la contraria, pero acaba.
Días de pasión, o más bien años, que agobian al pueblo hermano venezolano, azotado por una dictadura cada vez más evidente, por más que algunos, que no tienen experiencia alguna de dictadura, ni siquiera de dictablanda, se empeñen en negarlo e incluso presenten el régimen bolivariano como una democracia a imitar. Otros sí que tenemos esa desgraciada experiencia, por meras razones de edad y de posicionamiento ideológico en favor de la libertad. Bueno, en mi caso, tengo experiencia de dictadura, aunque era demasiado pequeño para ser consciente de ella; sí fui plenamente consciente, sin embargo, de la dictablanda, una vez que el régimen anterior empezó a abrirse por medio del Concordato, los Acuerdos con Estados Unidos y el desarrollismo. Es triste comprobar cómo el pueblo hermano venezolano, que podía nadar en la abundancia y gozar de la libertad, se halla sumido en la miseria y en la tiranía.
En Colombia todavía no han resuelto del todo la pasión de su guerra de los cincuenta años. Parece que la paz se acerca, aunque con harta incertidumbre y a punto ha estado de fracasar la tarea de reconciliación nacional. Y, como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, esta vez una inundación ha provocado cientos de muertos en la ciudad de Mocoa?entre los más pobres, como casi siempre.
Para rematar la semana, el viernes día 7, José Luís Pinilla, jesuita, párroco que fue del Milagro de San José y actualmente Secretario de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, nos ayudará a revivir la pasión de los emigrantes y refugiados. Europa, y España, parece que estamos más a gusto con las puertas cerradas, como si se pudieran poner puertas al campo, como si nosotros mismos no hubiéramos tenido que emigrar en el pasado y no hubiéramos tenido que refugiarnos y expatriarnos y sufrir éxodos de población a cuenta de las múltiples guerras padecidas a lo largo de la historia europea. Será en los Salones de la Purísima, a las 6 de la tarde.