Aquella tarde de la feria salmantina del 83, Vicente Ruiz "El Soro" fue una explosión en la Glorieta, una "mascletá" en esta Salamanca de adusta castellanía y toreros de pedestal serio. Con él llegó la luz y la alegría de Levante, la luminosa, dicharachera e inquieta luminosidad del Mediterráneo. Aquel día, quinta corrida de feria, 16 de septiembre, se lidian en La Glorieta toros del recordado Benjamín Vicente, conocido popularmente como "El Rubio de Golpejas", encaste Lisardo, buena ralea y mejores augúreos por ello. Vicente, arrullado en el afamado y "salvaferias" cartel de los banderilleros, que en aquellos momentos lo conformaban "Morenito de Maracay", Esplá y él. "El Soro" sacó el catálogo sincero y entusiasta de su toreo encendido y, en virtud de las nobles y repetidoras embestidas del toro, puso aquello como una hoya. La traca: la estocada, y las dos orejas y el rabo fueron a sus manos. De los poquísimos rabos que se han cortado en La Glorieta. Vicente Ruiz agarró de ley el suyo aquella tarde en que Salamanca se vistió de Fallas con este inolvidable torero de Foios que tanto sufrió después en sus piernas y que el próximo jueves volverá a estar entre nosotros esta vez con el poso del recuerdo y la nostalgia y la valiosa dignidad de haber vencido batallas de mayor altura si cabe.
La Federación de Peñas Taurinas Helmántica trae a la ciudad al artista, al torero y al músico, que también lo es, para hablar el jueves día 6 en el Casino del Pasodoble Taurino. Uno, el suyo, es también emblema permanente en las plazas de toros del cariño y la admiración que el torero levantó siempre dentro y fuera de las plazas de toros. Bienvenido a Salamanca Vicente.