Todos los partidos políticos, sin excepción, tienen entre sus filas personas que parecen poseer una extraordinaria "capacidad" para desempeñar más de un puesto. Bien en las instituciones públicas, como dentro de la estructura de sus organizaciones. Seguro que todos ellos, no entienden por qué nos escandalizamos, pensarán ¿desde cuándo es criticable tener un pluriempleo?. Como si fuera lo mismo que aquellos trabajos de mañana y tarde que nuestros padres aceptaban, porque no les quedaba más remedio si querían completar un suelo digno. Incluso hoy en día no resulta extraño ver cómo hombres y mujeres multiplican sus horarios hasta que su jornada se convierte en interminable.
En estos casos no se trata de pluriempleo, porque los dobles cargos políticos aportan poder y, sobre todo, unos excelentes emolumentos. Ya lo decía el filósofo francés, Michael Foucault, el poder tiene su mejor caldo de cultivo en las relaciones personales. Todos aprenden, unos a ejercer de subordinados y otros, a patrones. Todos tienen que entrenarse en obedecer y adular, a partes iguales, porque aquel que acumula cargos tiene la facultad de otorgar otros cargos. De esta manera, deciden, a su vez, quien será promocionado y quién no.
Este fin de semana dos partidos políticos han reunido a sus fieles. Perdón, pero no se me ocurre otro nombre, porque para cada organización es necesario tener una ceremonia que reúna a todos los cuadros y afiliados. Curiosamente ambos han coincidido en los objetivos. Uno de ellos, más centrado en dirimir quién ocupa cargos y los mantiene, el Partido Popular. En otro congreso, otro partido se debate en decidir quién será el jefe supremo, como es el caso de Podemos, pero curiosamente ninguno de los dos partidos ha querido afrontar la acumulación de cargos.
Por parte del PSOE ya no se trataba de un Congreso, dado que se han convocado a los alcaldes y alcaldesas. Algo que no sucede a menudo, puesto que todo los equipos de las corporaciones locales suelen estar muy ocupados. Hubiera sido una excelente oportunidad para intercambiar experiencias. ¿Ustedes creen que ha sido así? No, no estaban allí para eso, nadie ha aprovechado el evento que supone coincidir en la misma ciudad y a la misma hora, con otras personas son responsables de las Administraciones Locales. Se trataba de un escenario convertido en un mitin de adhesión a un cargo político, Susana Díaz. La cual si decide presentarse a Secretaría General del PSOE; esto le supondría homologarse con aquellos que ostentan dos cargos públicos: Presidenta de una Comunidad Autónoma y máxima responsable de una organización política.
Dos periodistas, Sandra Mir y Gabriel Cruz, estuvieron investigando durante año y medio para documentarse sobre el reparto de favores y de poder, cuyos resultados recogieron en su libro ¡Mamá, quiero ser político! en él se muestra cómo se promocionan personas, personas que colocan premiando lealtades y, por supuesto, sin atender al principio de mérito y capacidad, sino al de fidelidad. Así se nombran asesores en Ayuntamientos y Diputaciones, o puestos de salida para Parlamentos Autonómicos y Nacionales, o bien Presidentes de Fundaciones, Gerentes de entidades públicas, entre muchos otros. Ante esta capacidad de mando ¿quién va a renunciar a ostentar dos cargos políticos? Las élites políticas nunca bajan del pedestal, pero deberíamos hacerles saber que lejos de ser capaces son unos simples estafadores.