De i. a d. Shahad Saadi y Asunción Herranz
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LOCAL
Actualizado 09/03/2017
Redacción Béjar

BÉJAR | El testimonio de Shahad Saadi, una joven iraquí estudiante de farmacia que se vio obligada a viajar por media Europa huyendo de la guerra y ahora vive en Salamanca

La Asociación de Mujeres Deóbriga Vetonum de Béjar ha celebrado el Día Internacional de la Mujer junto a la Asamblea de Apoyo a las personas migrantes de Salamanca, trayendo a la ciudad el testimonio desgarrador de Shahad Saadi, una joven iraquí, estudiante de farmacia en su país, hija de un empresario y una profesora, que tuvo que abandonarlo todo a causa de la guerra, dejando atrás a parte de su familia y sufriendo el rechazo de Europa.

Un testimonio de primera mano en el que se ha podido escuchar, la elección más difícil a la que tuvieron que enfrentarse en su casa para decidir qué miembros escapaban, ya que no tenían dinero para todos; cómo ella, saliendo de forma legal de Irak, junto a su madre y dos de sus hermanas pequeñas, dejando atrás a su padre, una hermana enferma que después pudo reunirse con ellas y a un hermano que tuvo que huir por mar, se vieron obligadas a contratar a las mafias que garantizaran su seguridad, para que al final acabaran robándoles los pasaportes; cómo fueron rechazadas en varios países europeos hasta llegar a Bélgica, donde tuvieron que vivir en lugares para refugiados en los que no se atrevían a salir de su habitación por el miedo y el acoso al que se vieron sometidas por los hombres, llegando a estar confinadas hasta una semana, sin comer ni salir siquiera al servicio.

Y después de este periplo, llegar a España, donde forman parte de los 1.000 refugiados que el país ha acogido hasta el momento, de los 17.000 a los que el Gobierno se ha comprometido.

Su madre, bióloga y profesora de matemáticas, tuvo oportunidad de comenzar a trabajar en un colegio de Madrid, pero las leyes españolas tampoco se lo están poniendo fácil, los primeros seis meses han tenido que pasarlos en una casa compartida no en Madrid sino en Salamanca, por lo que el trabajo cuaificado se perdió, el dinero social sólo llega para comida y tiene ser justificado hasta el último céntimo. Durante los primeros seis meses tampoco tuvieron permiso de trabajo y después no importa la formación, sólo los trabajos domésticos y el sector servicios son accesibles.

Ahora Shahad Saadi, que salió de Irak con 18 años, tiene a su madre enferma y es la única de las cuatro hijas que viven en Salamanca que puede mantener a una familia de cinco miembros. Su padre en Irak perdió la empresa, tuvo que vender la casa para costear los viajes a través de media Europa y pagar a las mafias que ofrecían seguridad a unas mujeres solas.

Ella sonríe tristemente, pero con un gesto de fortaleza dice que tuvo que mentalizarse de que debía comportarse como un hombre para plantar cara a la vida y al miedo. Una juventud truncada en la que ni siquiera se puede plantear volver a estudiar, sin oportunidades y asumiendo el papel de cabeza de familia.

Asunción Herranz, miembro de la Asamblea de Apoyo a las personas migrantes de Salamanca, ha explicado que las mujeres refugiadas tienen una doble desgracia, "ser refugiadas y ser mujeres", el acoso de las mafias, el de los refugiados hombres, el terror, las condiciones de habitabilidad en las ciudades a las que llegan, el rechazo de los gobiernos. Y por último enfrentarse a las leyes de migración de los países de acogida, que separan familias, obligan a las mujeres a asistir a cursos destinados únicamente al sector servicios, negándoles las oportunidades, confinándolas a ser empleadas del hogar o camareras, que deciden cómo tienen que aprender el idioma, qué pueden comer o vestir, hacen muy difícil que las mujeres en esta situación puedan remontar, no son afortunadas por llegar a un país seguro, les va a costar mucho poder mejorar sus condiciones de vida, el doble por ser mujeres y refugiadas.

Al finalizar el acto, Amdeve se ha sumado al manifiesto del movimiento feminista de Salamanca cambiando en el último momento el párrafo final, en el que recordaban la lucha que estaban manteniendo varias mujeres en huelga de hambre en Madrid, porque su esfuerzo ha conseguido hoy el compromiso de un Pacto de Estado Contra la Violencia Machista.

MANIFIESTO DEL OCHO DE MARZO DEL 2017

MOVIMIENTO FEMINISTA DE SALAMANCA

Este ocho de Marzo nos siguen sobrando las razones para seguir luchando contra todas las discriminaciones y desigualdades que soportamos las mujeres.

Tenemos un porcentaje más elevado de paro que los hombres: mientras que el 16.8% de los hombre están parados, en el caso de las mujeres estamos paradas el 19.9%. En el Estado español, el 72% de las mujeres ocupamos empleos a tiempo parcial y/o precario. La brecha salarial hace que, ante un mismo trabajo, las mujeres cobremos un 24% menos que los hombre. Y la "feminización de la pobreza" es un hecho aplastante: el 70% de las personas en situación de pobreza son mujeres. El trabajo remunerado en el hogar sigue estando estereotipado, siendo pocos los hombres que lo desempeñan, y no deja de ser curioso que sea un trabajo en el que no se dispone de los mimos derechos ni garantías que en el resto, estamos avocadas a un régimen especial de la Seguridad Social que nos priva de la posibilidad de tener acceso a la ayuda por desempleo. ¿Por qué nos ocurre esto?

Tenemos que desenmascarar que la economía es una parte básica de la desigualdad. Seguimos situadas en una cultura patriarcal en la que se masculiniza algunos trabajos y se feminiza otros. Nos encontramos con obstáculos, trabas más o menos invisibles, que hacen que tengamos un "suelo pegajoso" que nos impide avanzar.

Nos lastra la falta de corresponsabilidad en el ámbito doméstico y de los cuidados, eternizando la imagen de la mujer como única cuidadora. Éste hecho genera discriminación y desigualdad en las oportunidades a la hora de acceder a los empleos, a la formación o a sufrir la doble o triple jornada. El miedo a un posible embarazo, y a la maternidad en general, así como al estereotipo de mujer cuidadora, hace que algunos empresarios tiendan a no querer contratar a mujeres o a pagarles menos en previsión de que pueda ser "menos productiva" que los hombres. Tenemos que exigir que se establezcan leyes que penalicen la no conciliación entre la vida personal y laboral, que los hombres acepten su parte de responsabilidad familiar y laboral en los cuidados. Tenemos que ser conscientes que lo privado también es político.

Necesitamos superar ese "techo de cristal" invisible que nos impide seguir avanzando y lo conseguiremos eliminando esos estereotipos o prejuicios interiorizados por la sociedad y la cultura en la que nos desenvolvemos. Exigimos que se elimine el "acoso laboral" que, en muchas ocasiones, impide que se valore a las mujeres por criterios estrictamente profesionales y que hace que merme nuestra autoestima como mujeres a la hora de aspirar a un puesto de mando.

Somos conscientes de que existe un vinculo muy fuerte entre el derecho a una educación de calidad, equitativa e inclusiva y el empoderamiento económico de las mujeres. ¡Los derechos de las mujeres son derechos humanos!

Por todo esto, apoyamos el paro internacional del ocho de marzo. ¡Si nosotras no trabajamos, se para el mundo! En un mundo patriarcal es imprescindible la sororidad, SOLIDARIDAD, entre mujeres.

También queremos recordar la lucha de las personas en huelga de hambre hasta hoy, que han conseguido el compromiso de un Pacto de Estado que acabe con la violencia machista.

MOVIMIENTO FEMINISTA DE SALAMANCA

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