OPINIóN
Actualizado 06/03/2017
Redacción

Por increíble que parezca -no tanto si se recuerda aquel insólito amago de espantada sobre su propia investidura tras las elecciones de 2015-, Juan Vicente Herrera está dejando correr el plazo para la presentación de candidaturas a la presidencia del PP sin aclarar su posición. Por respeto a lo que representa dentro del partido, nadie ha dado un paso adelante, pero la paciencia tiene un límite, obligado de otra parte por los plazos que marca el calendario.

El de presentación de candidatos a la presidencia autonómica expira el próximo viernes a las ocho de la tarde y, según ha podido saber "El topillo", desde la dirección nacional del partido están dispuestos a aguantar esta desconcertante indefinición justo hasta 48 horas antes. Si Herrera deja pasar el miércoles sin aclararse, a partir del jueves habrá terminado el periodo de cortesía concedido desde la calle Génova al todavía presidente para que se digne en anuncir el resultado de su sesuda reflexión. "Tendrá que tomar una decisión en los próximos días de acuerdo con la dirección nacional", le recordó el pasado sábado el coordinador general del PP, Fernando Martínez Maillo, que acudió al municipio zamorano de Casaseca de las Chanas para participar en la elección de su sustituto en la Alcaldía. "Lo que a mi me gustaría él lo sabe perfectamente", remachó el hombre fuerte de Génova.

A partir del jueves, el silencio de Herrera se interpretará como una renuncia, y se levantará la veda oficiosa a la presentación de candidaturas. Lo normal es que antes se intente pactar un candidato único del aparato que evite una confrontación abierta y de resultado incierto, como la que sobre el papel pudieran protagonizar el actual secretario autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, y el vicesecretario de Organización, Antonio Silván, ambos a la sazón alcaldes y procuradores. Pero si ninguno de sus respectivos mentores cediera, no habría que descartar ese mano a mano que hace días calificábamos aquí como política ficción.

Tanto es así que, por lo que pudiera ocurrir, cada uno de ellos tiene ya a su disposición bastantes más de los 90 avales preceptivos para poder formalizar la precandidatura a la presidencia autonómica del partido. Todo ello, claro está, sin perjuicio de que, en medio del desconcierto causado por la actual situación, emerja algún "outsider" que ponga la nota colorista al 13 (o 12 + 1, que diría Ángel Nieto) congreso del PP de Castilla y León.

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