Los grupos parlamentarios están trabajando en una propuesta de reforma de las pensiones, que se presentará, en principio, el mes de junio


ECONOMíA
Actualizado 21/02/2017
El Norte de Castilla

Fedea estima necesario "blindarlas", al tiempo que aboga por limitar la pérdida de poder adquisitivo para el resto y jubilarse aún más tarde

A la vista del consenso de los economistas parece claro que «la esencia» de las reformas realizadas en 2011 y 2013 en el sistema público de pensiones debería ser intocable si se quiere asegurar su sostenibilidad ?derogarlas, argumentan, costaría 5,3 puntos anuales del Producto Interior Bruto (PIB)?, al menos a medio plazo. Ello, sin embargo, no impide que también aboguen por «blindar» de alguna forma las prestaciones mínimas, las más débiles.

Y el mejor medio para ello, según los expertos de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), es volver a vincular las pensiones más bajas a la evolución de la inflación. De esta manera, cuando el Índice de Precios de Consumo (IPC) superase la revalorización anual mínima que contempla la ley (0,25%) para aquellas, también subirían en la misma proporción (por ejemplo, un 1,6% si tomásemos el dato de 2016).

«No hay margen para volver a la indexación en todas las prestaciones ?señaló este lunes Angel de la Fuente, director de Fedea?, pero al menos en la mínima sí». Según las cuentas que hacen en esta asociación, el coste de aplicar dicha medida, incluso ya desde 2018, resultaría asumible porque supondría en torno a un 0,4% del PIB, lo que supone algo más de 4.000 millones. Dicha suma se podría obtener con tributos adicionales o bien elevando un 6% la recaudación del impuesto de la renta (IRPF), objetivo que ve «aceptable».

El principal pero a esa medida sería más bien de orden moral, pues los economistas admiten que rompería el principio de contributividad que, entre otros, rige el sistema de pensiones; según ese precepto, el dinero percibido por un jubilado debería aproximarse lo máximo posible a lo que aportó durante su vida laboral «Ese riesgo existe», admitieron desde Fedea tras presentar un nuevo informe sobre el tema, porque «no hay ninguna medida perfecta» pero, a su juicio, se trata de elegir «entre distintos males» y ver la compensación.

Por ello, desde la fundación abogan por limitar de forma general para los pensionistas la segura pérdida de poder adquisitivo conforme al modelo actual. Así, con un horizonte de revalorizaciones anuales de solo el 0,25%, calcula que para 2060 dicha merma respecto a la evolución de los precios puede llegar al 30%. «No sería bueno que ellos carguen con todo el riesgo de la inflación», y por eso aconsejan que se estudie un porcentaje tope de cuánto sería admisible.

"Lógico" jubilarse más tarde

Otra de las sugerencias que hacen los expertos de Fedea para que los grupos parlamentarios las consideren, dentro de la propuesta de reforma de las pensiones sobre la que están trabajando ?a presentar, en principio, el mes de junio?, es dar otra vuelta de tuerca al aumento de la edad de jubilación, en línea con lo ya pedido por el Banco de España. «Es algo bastante lógico teniendo en cuenta la evolución de la esperanza de vida o el momento en que se entra ahora en el mercado laboral», aducen aunque no lo ven urgente.

Y aconsejan, además, subir los límites en las bases de cotización de los sueldos más altos, ahora topados en los 3.751,2 euros al mes. En cualquier caso, admiten que algunas medidas solo serían «parches» frente a la «incertidumbre» sobre la evolución futura del gasto público en pensiones (se habla desde un aumento del 5% a una reducción del 2,5%) y de otros factores como la inmigración, el empleo y la productividad.

A imagen de la vida laboral

En otro informe sobre pensiones, presentado a finales de enero, los economistas ya recomendaron la adopción de un sistema de cuentas nocionales a imagen del ya implantado en algunos países nórdicos (Suecia y Noruega) y del este de Europa (Letonia y Polonia), y al que hace poco se ha sumado Italia. Al igual que el método actual sería público y de reparto; la diferencia radica en cómo cuantificaría la pensión para asegurar la estabilidad del sistema. Como su nombre indica, básicamente suponen un fondo virtual donde se van acumulando las aportaciones que el trabajador va haciendo al sistema. Así, a más años empleado y mayor sueldo, pensión más elevada, y justo al contrario si se trabaja menos y la retribución también es inferior.

Pero que no haya lugar a engaño. La fórmula de Fedea, a diferencia del modelo actual (la pensión de jubilación se calcula combinando el número de años cotizados con las aportaciones de los últimos 25), no conlleva una prestación definida. La justificación de las cuentas nocionales, al igual que el historial de vida laboral que la Seguridad Social manda cada año a todos los trabajadores, es que cada uno pueda saber de forma periódica cómo marcha su fondo. Al fin y al cabo hablamos de un registro contable, sin dinero real y donde cada trabajador pasa a ser una especie de accionista a futuro del Producto Interior Bruto.

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