OPINIóN
Actualizado 18/02/2017
José Javier Muñoz

Los sindicatos Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras iniciaron el domingo un plan de movilizaciones para reclamar "empleo y salarios dignos, ante las subidas de precios y la pérdida de poder adquisitivo". No descartan convocar una huelga general.

La Historia amenaza con repetirse. Veamos lo que narraba en sus memorias el editor José Ruiz-Castillo: "En agosto de 1917, cuando yo contaba sólo ocho años de edad, tuvo lugar una huelga general revolucionaria, patrocinada por la Unión General de Trabajadores, organización sindical varia que aceptaba como mentor político y a veces como dirigente ejecutivo al partido socialista español. Evidentemente, este movimiento revolucionario constituyó una consecuencia relativa ?más que precoz, prematura? de la revolución rusa". Aquella huelga fracasó; el jefe de los socialistas, que se llamaba Pablo Iglesias, se encontraba entonces enfermo y, según el historiador Raymond Carr, aceptó la huelga revolucionaria "por disciplina". Al cabo de cien años hay entre bambalinas otro Pablo Iglesias, éste comunista. Curiosidades de la vida: el ministro de la Gobernación que se enfrentó a los agitadores se apellidaba Sánchez Guerra.

Me gustaría que nos explicaran qué conquistas sociales han conseguido en el último cuarto de siglo UGT y CCOO. Lo que sí se sabe es que nos han costado más dinero público que la Cruz Roja y Cáritas (la organización más activa en ayudar a los necesitados, y que se nutre sobre todo de donaciones voluntarias), y el doble que la Casa Real. Sólo el fraude de los cursos de formación y los ERES de Andalucía suponen unos 3.600 millones de euros hurtados a quien más lo necesitaban. ¡Y claman contra los recortes y los precios!

En noviembre de 1998 la UGT de Alicante dio orden a sus directivos para que armasen todo el jaleo posible contra el acuerdo salarial propuesto por Pryca. Pese a que el sindicato socialista reconocía en ese mismo documento "que lo ofertado por la empresa es aceptable ya que, entre otras cosas, respetan todos los puestos de trabajo", su conclusión fue que "por estrategia sindical no firmaremos el acuerdo [...] y, además, debemos decir que es un mal acuerdo".

Pío Baroja fue copropietario de un horno de panadería y sufrió penosas normas municipales que afectaban a los panaderos. Lo contó en Juventud, egolatría: "Cosas de esas, de arbitrariedades en el mando, podría contar muchas; casi otras tantas podría contar de canalladas de los obreros". Un Baroja contemporáneo tendría que echarle huevos para hacer afirmaciones como esta sabiendo que lo freirían a acusaciones de fascista y antidemócrata. El escritor vasco ya les contestó en su día, pero su respuesta resultaría hoy inútil porque seguro que no la iban a entender: "Así que, a mí, cuando me hablan de la democracia, me entra una risa tal que temo que me pase como a aquel filósofo griego de que habla Diógenes Laercio, que murió a carcajadas al ver a un burro comiendo higos".

Para mañana, miércoles, UGT y CCOO convocan concentraciones, en el caso de Salamanca ante el monumento al empresario. Los empresarios en su gran mayoría son generadores de empleo, ¿y los sindicatos...?

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