OPINIóN
Actualizado 12/02/2017
Redacción

El Domingo pasado inicié una serie de "Auténticos"?con la intención de resaltar las virtudes y defectos de muchos salmantinos singulares con los que me "topé" en la singladura haciendo entrevistas humanas en Prensa, Radio y Televisión; o bien, a personas que conocí en este largo periplo y que me dejaron su impronta, dentro de los seis grupos de actividades de que somos capaces los humanos: "La sensación, la imaginación, el sentimiento, los instintos, el pensamiento y la voluntad."

"Era de noche y llovía? Así podía titular esta historia de hoy ocurrida hace muchos años; cuando a "bordo" de mi SEAT 1600 Supermiraffiori?regresaba a Salamanca desde Madrid bajo lluvia torrencial. No había sido un día bueno para mí y venía absorto en dolorosos pensamientos y cavilaciones cuando las ráfagas de un coche que circulaba detrás me sacaron de la apatía sobresaltándome con su reiteración ¿Qué voy haciendo mal??me pregunté preocupado. Estaba subiendo la "Cuesta de las Perdices" madrileña y comencé a "cabrearme" con tanta lucecita. De pronto el coche seguidor se puso a mi altura y entre una cortina de agua, pude "vislumbrar" a duras penas, como los ocupantes me gesticulaban haciendo señales para que parase.

Tal vez imprudentemente, pero con precaución lo hice. El conductor, entre la fuerte lluvia, se dirigió raudo a la ventanilla izquierda y en diálogo, coloquial y apresurado me preguntó: ¿Va usted a Salamanca??asentí y continuó?Hemos visto la matrícula? y a bote pronto me interroga--¿Podría llevar a mi jefe?... Ante su alivio, dije que sí, no tengo inconveniente. Y el "jefe"? subió al coche rápidamente, pues la lluvia arreciaba.

Y el "Jefe" era? Juan José Hidalgo Acera; El de aquellos tiempos en los que aun estaba poniendo los cimientos de su gran Imperio actual, Globalia, AirEuropa, Viajes Halcón y mucho más. Un Hidalgo hablador, coloquial, sencillo: "Me contó en el trayecto, su vida, hablamos de lo "divino y humano". Y puedo asegurar y aseguro, que en varias ocasiones "quiso" conducir mí coche. Cosa a la que me negué en rotundo? ¡Faltaría más!.

A la razón era yo Concejal en el Ayuntamiento de Salamanca (1979-1983) y hablamos también de temas relativos al devenir de la Ciudad, de amigos comunes y? le dejé cuando la lluvia amainaba, ante la puerta de su domicilio.

¡Desde aquel lejano día? no he vuelto a platicar con él. Cuando le conté a mi esposa el "sucedido", me dijo categórica después de escucharme? "Ni siquiera se acordará de ti en los próximos días". Y ¡bien cierto ha sido!

No obstante; cuando hablo con uno de sus hermanos, amigo y excelente persona: Manuel Hidalgo "Manolo", presumo y le digo a "mala uva" y "colmillo retorcido" pero con buenas palabras: ¿Quién puede presumir como yo de que Juan José Hidalgo Acera? me "debe" un favor?. Y le añado: Y estoy contento por haber contribuido modestamente en su boyante situación actual? ¡Le ahorre la gasolina y conductor de Madrid a Salamanca! .

Por algo se empieza para hacer fortuna. Y ahí lo dejo.

Anselmo SANTOS.

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