OPINIóN
Actualizado 12/02/2017
Redacción

5/febrero/domingo

Hoy es Santa Águeda, la santa más querida por la mujeres del mundo rural. Es el día que los hombres no dudan en entregar el poder a las mujeres, aunque ya sabemos que en la realidad cotidiana, de puertas para adentro de las casas, no hay duda que mandan todo el año. Por una sencilla razón: la mujer es más sensata, tiene más sentido de las cosas y más aplomo ante cualquier circunstancia. Tiene más inteligencia y algo fundamental: mucho más olfato. Es también más fuerte, con más capacidad para el sacrificio y más generosa. La sociedad ha ido mejorando a medida que la mujer se ha ido incorporando a la vida pública. Y no se ha avanzado más porque muchas mujeres que han alcanzado, en todas sus escalas, el poder político, económico o empresarial han imitado a los hombres.

Santa Águeda, en pleno invierno, es una de las pocas fiestas que calienta el frío de los pueblos, esos núcleos humanos abandonados a su suerte, condenados al olvido, metido en el túnel de la desaparición, de la muerte. Desde Atapuerca, desde antes, el hombre siempre fue buscando cómo concentrarse, como rodearse de otros congéneres, hasta que empezaron a nacer los burgos al calor del comercio. Desde entonces la ciudad ha ido ganándole terreno al mundo rural a pasos agigantados. La tendencia es ya un hecho irreversible.

Santa Águeda se va quedando sin esas mujeres vestidas en su honor, al son de bailes propios, sin la fuerza de las músicas tradicionales. Pronto los viejos baúles ya no servirán para guardar los atavíos bordados hasta el siguiente 5 de febrero, sino que pasarán de ser baúles a ataúdes del tiempo y las tradiciones pasadas.

Tuve un ataque de nostalgia, casi de melancolía, y fui a comprar bollos en una estación de servicio, que era lo que estaba abierto. Quise recordar los que me hacía mi madre. Tuve ansia por ir al ayer como si el tiempo fuera un chicle manejable. Comí bollos con la desmesura que me justificaba el recuerdo.

Pero nunca más volveré a correr la miaja, ir de casa en casa con los amigos del pueblo bebiendo ponche y comiendo bollos y aceitadas, al son de la dulzaina, y de aquellos músicos voluntariosos que hace 50 años en Cañizo fueron los precursores de Los Beatles, de los Brincos y del Dúo Dinámico. Tampoco volverán a Cañizo aquellos bailes de "las águedas", los que se celebraban en la panera de mi padre. Sin gente no hay baile. Y Cañizo forma parte de esa "España vacía" que tiene "5000 pueblos en riesgo de extinción". El tiempo es un tirano sin escrúpulos ni sentimientos.

6/febrero/lunes

Leo una entrevista que le hacen a Jerry Kaplan, al que califican de "científico de la computación" y "voz respetada en Silicon Valley", meca del desarrollo científico mundial en el que se concentran innumerables "emigrantes" de todas las partes del mundo porque el talento no tiene ni muros ni fronteras.

Me impresionan muchos conceptos que dice Jerry Kaplan, pero especialmente uno: "en un plazo medio estaremos rodeados de máquinas que superarán las capacidades humanas." La pregunta de la periodista, Rosa Jiménez, en El País, muy lógica: "¿qué pasará con los ciudadanos, ya no tendrán trabajo?". Contestación: " Mi percepción es que seremos más ricos, habrá más dinero disponible en el sistema y se creará más empleo. No sólo en el sector de los servicios y entretenimiento, porque la gestión del tiempo será diferente, sino también en el tipo de trabajo. Será necesario contar con diseñadores, gente que piense en las experiencias de uso, programadores, expertos en la relación entre máquinas y humanos?" Y dice algo más: "Estaremos rodeados de máquinas que en un plazo medio superarán las capacidades humanas".

Pues está claro: los robots trabajarán por nosotros, que nos dedicaremos al ocio y a vivir sin más, a cultivar el espíritu y a hacer gimnasia. Ya estamos en el camino; en esa línea debe ir la propuesta de dar sueldos en España a muchas personas por no hacer nada. En Suiza rechazaron en referendum casi 3000 euros al mes para cada ciudadano. Pronto se arrepentirán porque se implantará en todo el mundo. Un chollo. Lo que me fastidia es que yo no viva para contarlo.

9/febrero/jueves

Día gris, sin sustancia. Lo lleno con lectura y música. Las noticias en televisión me dan grima: que si el zumbado de Trump, que si los independentistas catalanes dando la matraca, que si Rodrigo Rato ha defraudado a Hacienda varios millones de euros, que si el Brexit avanza, que si Le Pen puede ganar las futuras elecciones francesas, que si en Podemos se rompen la cara Iglesias y Errejón, que si el PSOE sigue sin aclararse?¿ no será Pedro Sánchez un alienígena que quiere acabar con los socialistas?

Desde que la memoria me alcanza pienso que el mundo iba a desaparecer al día siguiente. Pero aquí seguimos. O sea, que sí, pero no.

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